ROMANOS
CAPÍTULO 15
Romanos 15:1
Quizás esta sea una desafortunada división de capítulos. (La división en capítulos fue agregada posteriormente y no forma parte del texto original inspirado por Dios). Pablo continúa con el tema del capítulo 14, mostrando la responsabilidad del creyente fuerte hacia su hermano más débil.
Pablo presenta la responsabilidad de aquellos que son fuertes en la fe. “Los que somos fuertes”—Pablo se incluye entre los fuertes. La palabra “debemos” significa “necesitamos, estamos obligados”. Es decir, tenemos una obligación moral. Esta obligación moral es hacia los débiles. Les debemos nuestro amor (Rom.13:8). El término “flaquezas” significa debilidades, literalmente “falta de fortaleza”. El verbo “soportar” significa “cargar, sostener como una carga, llevar una carga, respaldar con paciencia, sustentar”. Considera el ejemplo del Señor Jesús con Sus discípulos. Ellos eran débiles en muchas maneras, pero ÉL soportó sus flaquezas, era paciente con ellos y poco a poco los llevó a la madurez.
La responsabilidad del creyente fuerte hacia el creyente débil:
El creyente fuerte no debe agradarse a sí mismo. Es decir, no debe gratificar sus propios deseos egoístas. Nuestra primera preocupación no debe ser nuestra auto-gratificación, sino la edificación de nuestro hermano débil, aunque esto signifique sacrificio personal y auto-negación (decir “NO” al yo).
Romanos 15:2
Cada creyente tiene la tarea y la obligación de AGRADAR a su prójimo. Pablo no está diciendo que debemos ser personas que buscan complacer al hombre. “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10). Los que agradan a los hombres, no agradan a Cristo y no le sirven a ÉL. El que busca complacer al hombre en realidad busca complacerse a sí mismo. Trata de agradar a la gente para su propio beneficio y ventaja. El que “complace a su prójimo” que Pablo está describiendo en este versículo, no está buscando su propia ventaja, sino está buscando el bien de su prójimo. Está dispuesto al sacrificio personal para el beneficio de su prójimo. Pablo sigue explicando más esto en 1 Corintios 10:33—“Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. Comparar 1 Corintios 13:5—“el amor no busca lo suyo”. Esta es la actitud apropiada: “Amo a mi prójimo y busco su bien y su bienestar, aún lo mejor y más elevado de Dios para él. Deseo que él sea edificado y levantado, aunque esto requiera un gran sacrificio personal de parte mía. Deseo que esta persona sea espiritualmente sana y espiritualmente rica”.
Romanos 15:3
Pablo nos da ahora el ejemplo de Cristo. No puede encontrarse un mejor ejemplo de un hombre que no se agradaba a Sí Mismo por considerar el bien de otros. El camino a la cruz de Cristo no fue una experiencia “auto-complaciente”. Pablo cita el Salmo 69:9—“Porque me consumió el celo de tu casa, y los denuestos (insultos, injurias) de los que te vituperaban cayeron sobre mí”. Estas palabras están dirigidas a Dios el Padre. Cristo vino a un mundo que odiaba a Dios y que injuriaba a Dios. ÉL representaba al Padre y tomó sobre Sí Mismo las injurias y las expresiones de odio que iban dirigidas al Padre. De igual manera, nosotros representamos al Hijo y debemos llevar Su vituperio (ver Hebreos 13:13). Cuando somos tentados a agradarnos a nosotros MISMOS y a entregarnos a la AUTO-INDULGENCIA en vez de edificar a otros, consideremos entonces la cruz del Calvario y el ejemplo de nuestro bendito Salvador que vino, no para ser servido, sino para servir y DARSE A SÍ MISMO en rescate por muchos (Marcos 10:42-45).
Cristo nunca “tuvo cuidado de sí mismo”; ¡todo el mundo lo sabe! “Las zorras tienen sus cuevas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde reclinar Su cabeza”. ¡Antes por toda su vida, desde el amanecer hasta el anochecer, y a menudo hasta muy de noche, estaba ocupado en ministrar a los demás! El continuo asedio de que era objeto por parte de las multitudes, a la que repartía Su tiempo, Su amor, Sus enseñanzas, Sus sanidades, ¡era la maravillosa prueba de que ellos podían contar con la absoluta ausencia en Él de agradarse a Sí Mismo! (William Newell).
Para una ulterior ayuda para entender como vivir para no ser tropiezo a un hermano, ver nuestro estudio titulado, “Guiándome por la Palabra de Dios: 67 Preguntas que puede hacer un Creyente para decidir un Curso de Acción”. |
Si el fuerte ha de ser lo que debe ser para el débil (v.1-2), es esencial que tenga la mente de Cristo (v.3). La única manera de tener la mente de Cristo es mediante el entendimiento de las Escrituras, las cosas que se “ESCRIBIERON ANTES”.
Cuán agradecidos debemos estar que estas cosas hubiesen sido ESCRITAS para nosotros:
“Pero éstas se han escrito para que CREÁIS….” (Juan 20:31).
“Estas cosas os he escrito a vosotros….para que SEPÁIS….” (1 Juan 5:13).
“Pues por nosotros se escribió…” (1 Corintios 9:10).
“Están escritas para amonestarnos a nosotros…” (1 Corintios 10:11).
La Palabra de Dios es PARA NOSOTROS. ¡Precioso Libro! Dios no nos ha dejado a obscuras. Dios no nos ha dejado sin instrucción. Dios no nos ha dejado sin consuelo y sin esperanza. Dios no nos ha dejado sin compás y sin mapa. ÉL nos ha dado instrucciones precisas de cómo vivir ahora para Su gloria. Estas cosas fueron escritas PARA NOSOTROS, para nuestra instrucción (v.4), para nuestra doctrina, para nuestra enseñanza. Comparar 2 Timoteo 3:16 – “toda Escritura es útil para enseñar”.
En este versículo aprendemos que hay dos cosas que llegan al corazón creyente por medio de las Escrituras – paciencia y consolación: “A fin de que por la paciencia y la consolación de (que viene por) las Escrituras tengamos esperanza”. Las Escrituras son la FUENTE de la paciencia y de
Ilustración de una carrera: La vida cristiana ha sido comparada con una carrera (Hebreos 12:1-2; 1 Corintios 9:24; 2 Timoteo 4:7). Cuando corremos una carrera, hay ciertas dificultades y pruebas y obstáculos que enfrentamos a lo largo del camino, pero tenemos que seguir corriendo, no importa cuán difícil sea, no importa cuán cansados estemos, no importa cuánto nos duela el cuerpo. Debemos persistir (PACIENCIA, comparar Hebreos 12:1) y resistir y perseverar. No debemos abandonar. Tenemos que acabar la carrera. A lo largo del camino recibimos CONSUELO y ALIENTO. Los espectadores pueden aplaudirnos, nuestras fuerzas son renovadas y, lo más importante, recordamos a Aquel que ya ha corrido exitosamente la carrera (Hebreos 12:2). Más aún, corremos con la gran ESPERANZA y segura EXPECTATIVA de la meta, sabiendo de las alegrías y bendiciones que nos esperan allí, anhelando con gran expectación el “Bien Hecho” que escucharemos al completar la carrera. Para que por la paciencia y la consolación (ánimo) tengamos esperanza (feliz expectativa).
Romanos 15:5
En el versículo 4 la Palabra de Dios es la FUENTE de la paciencia y consolación.
En el versículo 5 Dios Mismo es la FUENTE de la paciencia y consolación.
¿Cómo puedo tener paciencia (resistencia en pruebas difíciles) y consuelo (aliento en medio de las dificultades)? Tengo que permanecer en el Dios de toda consolación y tener Su Palabra morando en mí (Juan 15:7).
En el versículo 4 las palabras clave eran paciencia, consolación y esperanza. En el versículo 5 se dice que Dios es el Dios de la paciencia y el Dios de
¿Cómo es posible que los creyentes tengan un mismo sentir? ¿Cómo pueden pensar igual? ¿Cómo podemos ser unánimes? ¿Cómo podemos estar de acuerdo? La clave se encuentra al final de Romanos 15:5—“según Cristo Jesús”. Nuestro pensamiento tiene que estar en línea con Su pensamiento. ÉL es el modelo.
Ilustración: Cuando se trata de medidas lineales, tiene que haber un estándar (patrón, pauta). ¿Cuánto mide un pie (12 pulgadas)? ¿Cómo podemos todos llegar a un acuerdo en cuanto al largo de un pie? Cada uno podemos tener nuestra propia idea de cuánto debería medir un pie. O, si hemos decidido que un pie debe ser el largo del pie de un adulto, algunos adultos, como los jugadores de baloncesto, tienen pies que son grandes y largos, mientras que otros tienen pies cortos. Felizmente hay un patrón, para que todos podamos estar de acuerdo en el largo exacto de una pulgada, un pie o una yarda. El largo exacto de un pie ha sido establecido por el National Bureau of Standard en Washington DC. Cuando se trata de cómo deben pensar los creyentes, el modelo es Jesucristo. Si hemos de ser de un mismo sentir (parecer), entonces debemos tener SU sentir (Filipenses 2:2, 5). Nuestro pensamiento tiene que estar en línea con Su pensamiento y Su pensamiento está revelado en la Palabra de Dios. Si yo he de estar de acuerdo contigo, entonces ambos tenemos que estar de acuerdo con Cristo. Si yo estoy en desacuerdo con Cristo o si tu estás en desacuerdo con Cristo o si ambos estamos en desacuerdo con Cristo, entonces no seremos de un mismo sentir. ¿Y de qué sirve que nosotros estemos de acuerdo el uno con el otro, si estamos en desacuerdo con el estándar de Dios? El pueblo de Dios tiene que hacer todo esfuerzo para estar en línea con Jesucristo y Su Palabra. Tenemos que amar lo que Él ama y odiar lo que Él odia y pensar como ÉL piensa.
Los creyentes deben estar en la misma página. Debemos ser de un MISMO SENTIR. Supongamos que todos los creyentes estén reunidos para un servicio de adoración y al momento de cantar un himno, ningún número de himno es anunciado. Cada creyente abre el himnario en la página que desea y hasta el pianista y el organista abren la página que ellos desean. Todos hemos abierto ahora el himnario en páginas diferentes y el director de coro alza su mano para dar la señal de empezar a cantar. ¿Te puedes imaginar el caos y la confusión que resulta de este método de canto? Esto sería una total disonancia. Tenemos que estar todos en la misma página. Todos los creyentes deben dejarse guiar por Dios y Su Palabra. Dejemos que Dios sea el Director. Todos estamos en diferentes niveles y etapas. Una persona es un bebé recién nacido en Cristo y otro es un creyente más maduro que ha sido salvo y ha estado creciendo por 50 años – cualesquiera sea el caso, todos necesitamos enfocarnos en nuestro Señor vivo y en Su Palabra y recibir de Él nuestra instrucción.
Romanos 15:6
La palabra “unánimes” está en plural. El mensaje de Pablo a los creyentes era éste: Aunque somos muchos, hemos de ser como UNO. Aunque tengamos diversas opiniones, debemos tener UNA MISMA MENTE, es decir, la mente de Cristo (Filipenses 2:5; 1 Corintios 2:16). Aunque tenemos muchas bocas, debemos ser como UNA BOCA. Todos los creyentes están unidos por el deseo de que Dios sea glorificado en todas las cosas. La frase “unánimes” significa tener un mismo parecer, estar de acuerdo. El término se usa con frecuencia en el Libro de los Hechos (Hechos 1:14; 2:1, 46; 4:24; 5:12; 15:25) en cuanto a los primeros creyentes que eran “de un corazón y de un alma” (Hechos 4:32). En los días de la iglesia primitiva, un creyente habría estado fuera de lugar si no hubiese estado de acuerdo con Cristo y con Su Palabra. En Hechos 7:57 se usa la misma palabra en cuanto a los enemigos de Esteban que “arremetieron a una contra él”. Estaban unánimes en su oposición al evangelio de Esteban y a Cristo, a quién él representaba.
En este versículo, la referencia a Dios el Padre se lee literalmente de esta manera: “el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Esta construcción griega ofrece un ejemplo de lo que se ha llamado la regla de Granville Sharp. Esta regla dice lo siguiente: dos sustantivos unidos por la conjunción “y” (kai), el primero con el artículo y el segundo sin artículo, son identificados, por el artículo, como uno y el mismo individuo o clase. De acuerdo con esta regla el nombre “Dios” tiene que referirse al “Padre” en este versículo. De modo que está correctamente traducido: “Dios y Padre”. Hay pasajes, en que los que se encuentra la regla Granville Sharp, que señalan claramente la deidad de Cristo, como Tito 2:13 y 2 Pedro 1:1. En esos versículos el nombre “Dios” tiene que referirse a nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.
Romanos 15:7
¿Por qué debemos recibir a los hermanos? Porque Cristo nos ha recibido. ¿Cómo debo de recibir a otro hermano? Tal como Cristo me recibió a mí. Comparar Romanos 14:1, 3. Si Dios me ha dado la bienvenida a Su familia y a Su cuerpo, la Iglesia, ¿cómo puedo rehusar dar la bienvenida a otro, a quien Cristo ha recibido? ¿Cómo puedo rechazar a una persona que Cristo ha recibido? El Nuevo Testamento enseña lo siguiente:
Debo amar a otros, tal como Cristo me amó a mí (Juan 13:34).
Debo perdonar a otros, tal como Cristo me perdonó a mí (Efesios 4:32).
Debo soportar a otros (tolerar), tal como Cristo me soporta a mí (Colosenses 3:13).
Debo recibir a otros, tal como Cristo me recibió a mí (Romanos 15:7).
En resumen, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Fil. 2:5). Si estoy de acuerdo con Cristo, entonces recibiré como Él recibe, amaré como ÉL ama, perdonaré como ÉL perdona, etc. La palabra “recibir” se usa como para la clase de recibimiento que tuvo Pablo por los naturales en la isla de Malta (Hechos 28:1-2). También se usa en Filemón 12 y 17, donde Pablo anima a Filemón a recibir de vuelta a su esclavo fugitivo, que en el intertanto había llegado a ser un hermano en Cristo.
Romanos 15:8
Jesucristo era un ministro (siervo, de donde obtenemos nuestra palabra “diácono”; y ver Mateo 20:28, Cristo vino a ministrar y a servir, no a ser servido) de la circuncisión (el pueblo judío, el pueblo del pacto de Dios). Necesitamos entender Su misión en la tierra:
“No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mateo 15:24).
“A lo Suyo vino” (Juan 1:11).
El ministerio de Cristo a los judíos fue a causa de la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres (Abraham, Isaac, Jacob, David, etc.). Las promesas de Dios son absolutamente fidedignas y Cristo confirmó este hecho. Dios prometió a Su pueblo un Mesías y Cristo, siendo el cumplimiento de esta promesa, confirmó la promesa y demostró cuán leal y fiel a Su Palabra es Dios. Dios prometió salvación a Su pueblo y la veracidad de esta promesa se cumplió cuando ÉL envió al Salvador. Dios prometió a Su pueblo un reino por boca de todos los profetas, y Dios se mostró a Sí Mismo fiel a Su promesa, enviando al Rey Mismo que predicó este mensaje: “El reino de los cielos se ha acercado”. Dios es fiel a Su Palabra, fiel a Sus promesas. Todas las promesas y pactos incondicionales de Dios son SÍ y AMÉN (2 Corintios 1:20).
Romanos 15:9a
Todas estas promesas, ventiladas en el párrafo anterior, fueron dadas a los judíos, no a los gentiles. Dios prometió a los judíos que Él enviaría al Mesías, pero los gentiles no tenían una promesa semejante. El Salvador fue enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel, no a los gentiles. Las promesas del reino fueron dadas a los Israelitas, no a las otras naciones. Los pactos (Abrahámico, Davídico, Nuevo, etc.) fueron hechos con la nación de Israel, no con las otras naciones.
Los judíos podían, pues, apelar a Dios basados en Sus promesas. “Señor, contamos con que Tú harás exactamente como has prometido. Sé fiel a Tu Palabra. Cumple Tus promesas. Guarda Tu pacto que hiciste con nuestros padres. Concédenos Tu salvación de acuerdo con Tu Palabra”. Los gentiles, por otra parte, no podían apelar a Dios sobre esta base. Ellos no tenían tales promesas para reclamar. Dios no estaba ligado a ellos por ningún pacto. Dios no había prometido enviarles ningún Mesías. ¿Cuál era entonces la base para su apelación? Los gentiles sólo podían apelar a Dios basados en Su MISERICORDIA: “Señor, ¡ten misericordia de nosotros! No nos ha sido prometido nada y no merecemos nada sino Tu ira. Concédenos Tu salvación basado en el hecho de que TÚ eres un Dios misericordioso”.
Los judíos podían glorificar a Dios porque Él cumplió fielmente Sus promesas y honró Sus compromisos pactados. Los gentiles podían glorificar a Dios por Su misericordia: “Para que los gentiles glorifiquen a Dios por Su misericordia”.
Romanos 15:9b-12
Pablo, quien era ministro de Jesucristo para los gentiles (v.16), cita cuatro pasajes del Antiguo Testamento que muestran la preciosa misericordia de Dios hacia los gentiles. Estos son pasajes del Antiguo Testamento que muestran que la misericordia de Dios alcanza a los gentiles resultando en su salvación. El punto de Pablo es éste: ¿Es Él solamente el Salvador de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Sí, también de los gentiles (comparar Rom.3:29).
Pasaje #1—Salmo 18:49 (2 Samuel 22:50). Ver Romanos 15:9
David confesaría al Señor entre las naciones. David quería dar a conocer a su gran Dios, no sólo a Israel, sino a toda la gente.
Pasaje #2 Deuteronomio 32:43. Ver Romanos 15:10
En el cántico de Moisés, se les dice a las naciones de los gentiles que se regocijen con el pueblo de Dios (Israel). El contexto está hablando de Dios vengándose de los enemigos de Israel y siendo misericordioso con Su pueblo. Dios maldecirá a quienes maldigan a Israel (Génesis 12:3). Sin embargo, los gentiles que bendigan a Israel y que crean en el Dios de Israel, pueden unirse a Israel al regocijarse en la misericordia de Dios. Recuerda, las bendiciones del pacto de Abraham habrían de extenderse a todas las familias de la tierra (Génesis 12:3).
Pasaje #3—Salmo 117:1. Ver Romanos 15:11
En éste, que es el más corto de todos los Salmos, se les dice a todas las naciones y a todos lo pueblos que alaben al Señor por Su gran misericordia.
Pasaje #4 – Isaías 11:10. Ver Romanos 15:12
En este gran pasaje milenial leemos que el Hijo más grande de Isaí, Cristo el Mesías, reinará tanto sobre los judíos como sobre los gentiles durante la edad del reino. Los gentiles confiarán en Él en ese día.
Hacia los judíos, Dios es fiel a Su Palabra y leal a Sus promesas.
Hacia los gentiles, Dios es abundante en misericordia.
Romanos 15:13
El Dios de la paciencia y de la consolación (v.5) también es el Dios de esperanza. ÉL es la FUENTE de mi esperanza. Mi esperanza viene de ÉL. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de ÉL es mi ESPERANZA” (Salmo 62:5). El futuro es tan brillante como la Persona y las Promesas de un Dios fiel. ÉL puede llenar el corazón creyente con “todo gozo y paz”.
GOZO y PAZ serán las características del reino milenial de Cristo (ver nuestros comentarios sobre Rom.14:17) cuando ÉL gobierne sobre las naciones. Cuando Cristo reina en el corazón creyente, GOZO y PAZ son los benditos subproductos. Pero el creyente debe creer. La fe es la raíz; el gozo y la paz son el fruto (ver Gálatas 5:22—“el fruto del Espíritu es amor, GOZO, PAZ”). Sin fe no hay gozo ni paz. No hay gozo ni paz para el creyente carnal que anda según la carne. Pero el creyente que confía, puede tener una actitud de continuo regocijo (1 Tesalonicenses 5:16) y puede conocer el sosiego de un corazón no turbado (Juan 14:27). El verdadero GOZO y la verdadera PAZ vienen de Dios Mismo. Recuerda, ÉL habló de “MI gozo” (Juan 15:11) y de “MI paz” (Juan 14:27). Dios siempre SE DELEITA en lo que ÉL está haciendo y podemos participar de Su delicia y de Su gozo. Dios nunca está turbado por nada y podemos participar de Su paz aunque vivamos en un mundo turbulento (Juan 16:33). Es el creyente lleno del Espíritu el que está lleno del GOZO de Dios y de la PAZ de Dios. No puede ser de otra manera. Tiene que ser por el poder del Espíritu Santo (Romanos 15:13).
La palabra “abundar” es un verbo que significa “exceder un número o medida fija, estar por sobre o encima de un número o medida, ser más, desbordar”.
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El creyente abunda en consolación (2 Corintios 1:5) El creyente abunda en gracia (2 Corintios 9:8) El creyente abunda en gozo (Filipenses 1:26) |
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El creyente abunda en el trabajo para Cristo (1 Corintios 15:10) El creyente abunda en toda buena obra (2 Corintios 9:8) El creyente abunda en amor hacia otros (Fil.1:9; 1 Ts.3:12; 4:9-10) El creyente abunda en un andar que agrada al Señor (1 Ts. 4:1). |
El Dios de esperanza puede hacer que el creyente abunde en esperanza:
El creyente abunda en la indudable confianza de que todas las cosas ayudarán a bien y para el final propósito de ser conformados a la imagen de Cristo (Rom.8:28-29). El creyente abunda en la indudable confianza de que Cristo será magnificado en todas las cosas (Fil.1:20). El creyente abunda en la indudable confianza de que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a ÉL, porque le veremos tal como ÉL es (1 Juan 3:2-3). Es asombroso que podemos abundar y desbordar en esperanza, aún nosotros, que una vez fuimos descritos como estando “sin esperanza y sin Dios” (Efesios 2:12). Esto fue antes, pero ahora Jesucristo es nuestra esperanza (Tito 1:1).
Romanos 15:14
La palabra “estoy seguro” (que Pablo usa en Rom.8:38; 14:14; 2 Ti.1:12, etc.) significa estar persuadido, convencido, confiado. Había tres cosas de las cuales Pablo estaba persuadido o convencido respecto a sus hermanos (verdaderos creyentes) que estaban en Roma:
1) Ellos estaban llenos de bondad
El término “bondad” se encuentra en Gálatas 5:22 y Efesios 5:9 y en ambos lugares se dice que es el fruto del Espíritu (ver también 2 Ts.1:11 que es el único otro lugar en el que se encuentra la palabra). Está relacionada con la palabra griega bueno (agathos). El Señor Jesús enseñó que no hay nadie BUENO sino Dios (Mateo 19:16-17). “El SEÑOR es BUENO, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en ÉL confían” (Nahum 1:7). Pablo sabía con certeza que el Dios que es BUENO moraba en los creyentes de Roma. Cualquier bondad que tenga el creyente se debe a ÉL y solamente a ÉL. Si somos buenos, es por causa de Dios. Si estamos llenos de bondad, es porque estamos llenos de ÉL, disfrutando Su Persona y Su Presencia.
2) Ellos estaban llenos de todo conocimiento
Ellos estaban llenos con el resultado de que continuaban siendo llenados (tiempo perfecto). Dios había llenado a estos creyentes con el conocimiento de Sí Mismo y de Su voluntad. Recordamos lo que Pablo dijo de los creyentes corintios: “Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia” (1 Corintios 1:4-5). ¿Por qué está lleno de conocimiento el creyente? Porque está habitado por Cristo Mismo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3). Nunca nos falta conocimiento, porque tenemos a Cristo. “Tenemos la mente de Cristo” (1 Co.2:16). Debemos aprovechar lo que tenemos (comparar Fil.2:5—“haya pues en vosotros este sentir…”). Podemos poseer una gran enciclopedia, pero si no la usamos nunca y nunca nos valemos de ella, ¿de qué nos sirve todo ese conocimiento?
3) Ellos podían amonestarse los unos a los otros
Este verbo (noutheteo) es usado 8 veces en el Nuevo Testamento y es traducido “advertir” o “amonestar”. Pablo amonestó con lágrimas, día y noche, durante tres años a los creyentes de Efeso (Hechos 20:31), porque él era responsable de proteger a las ovejas de los lobos. Pablo amonestó a los corintios, porque él los amaba como a sus “hijos amados” (1 Co.4:14). El ministerio de Pablo era amonestar a todo hombre y enseñar a todo hombre para poder presentar perfecto (maduro) a todo hombre en Cristo (Col.1:28). Esta advertencia y enseñanza también se lleva a cabo por medio de salmos e himnos y cánticos espirituales (Col.3:16). Los que están sobre nosotros en el Señor (lideres de la asamblea local) tienen la responsabilidad de AMONESTARNOS (advertirnos) (1 Ts.5:12). Los creyentes desordenados, que están fuera de línea con las claras enseñanzas de las Escrituras, deben ser advertidos y amonestados (1 Ts.5:14; 2 Ts.3:15).
No nos atrevemos a menospreciar la importancia del ministerio de amonestación. La amonestación es una manifestación de amor genuino. La persona que claramente ve un peligro y falla en advertir, no está exhibiendo amor, sino odio. De modo que la omisión de advertir al pueblo de Dios se debe a una de dos cosas: 1) a falta de amor; 2) a falta de discernir el peligro. Dios no permita que seamos centinelas tímidos (Ez.33:6; Hechos 20:26-27). No es fácil dar advertencias, pero es necesario. La medicina preventiva puede no ser agradable, pero nos puede librar de la mesa de operaciones o de la tumba. Nuestra gente necesita una fuerte dosis de advertencia AHORA, para que puedan enmendar sus vidas a favor de la Palabra de Dios.
La amonestación es un elemento esencial de la indoctrinación (enseñanza), y por ello del cumplimientote la Gran Comisión (Mateo 28:20). Enseñar a nuestra gente solamente verdades “positivas” sin dar advertencias es engordar a las ovejas para los lobos que no perdonarán al rebaño (Hechos 20:29-30). Una enseñanza bíblica fiel debe incluir la advertencia. Pablo no solo no rehuyó anunciar todo el consejo de Dios (Hechos 20:27), sino tampoco cesó de amonestar al rebaño por tres años, día y noche, con lágrimas (Hechos 20:31). Un ministerio de continua enseñanza y advertencia es esencial para poder presentar a todo hombre maduro en Cristo Jesús (Col.1:28).
¿El pueblo de Dios es inmune a los peligros? ¿Estamos libres de la contaminación de errores sutiles? ¿Es imposible la apostasía doctrinal? ¿El dios de este siglo ha perdido todo el control y toda influencia sobre nuestras mentes? Si no, entonces la advertencia es esencial. Debemos amonestarnos unos a otros cuando discernimos los peligros que nos acechan diariamente. La advertencia tiene que ser objetiva, específica, que venga al caso y personal. El error tiene que ser expuesto. Nuestra manera de pensar sesgada y no bíblica tiene que ser corregida. Hay que tratar con el pecado. Al vivir en tiempos peligrosos con doctrinas de demonios por todos lados, ¡quiera Dios levantar a muchos creyentes fieles que amonesten día y noche con lágrimas!
Sin embargo, en todo esto hay un peligro. Es un desastre amonestar si no es con el propósito de edificar y alentar. Las ovejas morirán—no por los lobos, sino de hambre. Considerémonos unos a otros al amor y a las buenas obras, exhortándonos unos a otros y animándonos unos a otros y edificándonos unos a otros—tanto más al ver que aquel día se acerca (Hebreos 10:24-25; Col.3:16; Efesios 4:29; 1 Ts.5:14).
Pablo estaba totalmente persuadido de que los creyentes romanos eran capaces de amonestarse unos a otros. Nótese que este es un ministerio que debemos ejercer unos con otros. El pastor debe hacerlo, pero no solamente el pastor. Ciertamente es algo que el pastor debe hacer desde el púlpito, pero es algo que todos los creyentes robustos deberían estar haciendo. Los creyentes romanos no tenían en este tiempo a ningún apóstol ministrándoles personalmente, y, sin embargo, ellos eran capaces de amonestarse unos a otros.
El verbo (noutheteo) significa amonestar o advertir y este verbo ha adoptado un significado especial en el área de la consejería bíblica entre los creyentes de la Biblia. El término “consejería noutética” fue acuñado por Jay Adams basado en Romanos 15:14. Williams, en su traducción, toma la frase “capaz de amonestar” y la transforma en “capacitado para aconsejar” (el título de uno de los primeros libros de Jay Adams; “Capacitado para Orientar”, en español). Los creyentes no necesitan buscar el consejo de los impíos (Salmo 1:1). Los creyentes no deben confiar en teorías sicológicas falaces de hombres como Freud, Jung, Adler, etc., que han rechazado la verdad de Dios y al Dios de verdad. Creyentes temerosos de Dios pueden ayudar a otros creyentes simplemente usando de manera apropiada la Palabra de Dios.
Jay Adams señala tres elementos en su confrontación “noutética” (Capacitado para Orientar, pág. 72-80).
1) CAMBIO
Hay necesidad de CAMBIO porque hay un problema. Algo anda mal en la vida de la persona que es confrontada. Hay algo malo, algún pecado, algún problema, alguna dificultad, alguna necesidad que tiene que ser reconocida y tratada. La persona necesita cambiar y rectificar su vida en conformidad a la revelación de Dios (la Palabra de Dios).
2) CONFRONTACIÓN
La persona que necesita cambiar tiene que ser CONFRONTADA verbalmente. Podemos ver un ejemplo de esto en la confrontación de David por Natán después de su pecado con Betsabé o Urías, o Cristo confrontando a Pedro después de la terrible negación de Pedro (Juan 21). Al confrontar a otra persona estamos diciendo, “Este es el problema y esto es lo que Dios dice que debe hacerse al respecto”.
3) PREOCUPACIÓN
Confrontamos a la gente y la amonestamos porque el amor de Cristo nos constriñe. Queremos lo mejor de Dios para esta persona. Queremos que esta persona cambie y que conforme su vida a la Palabra de Dios, porque eso es lo mejor para ella. Me involucro personalmente porque amo. Si yo no amara, entonces no confrontaría a esa persona.
El movimiento de consejería bíblica (“orientación noutética”) ha sido de ayuda en vista de que se ha basado en principios bíblicos como estos de Romanos 15:14. Un problema ha sido que el movimiento de consejería bíblica sido influenciado por la Teología Reformada que ha afectado la enseñanza que han recibido los creyentes en cuanto a la santificación y la vida cristiana (ver nuestro estudio ¿Cuál es la Regla de Vida del Creyente?). La consejería de Jay Adams es recomendable, pero su teología (Teología Reformada) debe ser enmendada.
Romanos 15:15-16
En el versículo 15, Pablo se refiere a su carta a los Romanos: “hermanos, os he escrito con atrevimiento”. Pablo les entregó el evangelio de Dios con fidelidad y atrevimiento, todo el consejo de Dios. El no adulteró las palabras. El no endulzó la verdad. El lo dijo tal cual es. No retuvo nada que fuese provechoso para sus almas (comparar Hechos 20:20). El fue un fiel heraldo de la Palabra de Dios.
Pablo puso en su mente o puso en su memoria (literalmente “hizo volver a su mente”). El recordó a los Romanos verdades que ellos ya sabían. Pero aun verdades que ya sabemos, necesitan ser recordadas y refrescadas en el corazón y en la mente.
Cuando Pablo ministraba como apóstol de Cristo (enviado por Cristo en una misión especial), él siempre estaba consciente de que era deudor a la gracia de Dios que le había sido dada. Los pasajes siguientes destacan la gracia que había sido dada a Pablo para el ministerio: Rom. 12:3; 1 Co.3:10; Gálatas 2:7-9; 1 Ti.1:12-14 y Efesios 3:6-12. Quizás está mejor resumida en 1 Co.15:10 – “Pero por al gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. Pablo consideraba su ministerio como un don de la gracia de Dios y estaba agradecido por ello, aunque incluía sufrimientos más allá de toda medida (Hechos 9:16). Los que hemos sido salvos por gracia, debemos vivir por gracia y servir por gracia: “tengamos gratitud y mediante ella sirvamos a Dios agradándole…” (Hebreos 12:28).
Pablo era un ministro de Jesucristo a los gentiles (v.16), y debemos recordar que la iglesia de Roma era mayormente una iglesia de gentiles. En Romanos 11:13 Pablo escribió, “porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles”. En Gálatas 2:6-8 vemos el contraste entre el ministerio de Pedro a los judíos y el ministerio de Pablo a los gentiles. Esto no significa que Pedro nunca ministrara a los gentiles (como a la casa de Cornelio en Hechos 10), y tampoco significa que Pablo nunca ministrara a los judíos (él entraba frecuentemente a la sinagoga de la ciudad en la cual estaba y predicaba a Cristo a los judíos).
El versículo 16 usa el lenguaje de servicio sacerdotal. Pablo ministraba en el sentido de que actuaba como sacerdote. Tal como el sacerdote presentaba una ofrenda aceptable a Dios, así Pablo ofrecía a Dios a los creyentes gentiles. Tal como Aarón, el primer sacerdote levita, ofreció a los levitas ante el Señor “para que ellos ejecutaran el servicio del Señor”, así también los sacerdotes-creyentes de hoy, pueden ofrecer a los gentiles convertidos ante Dios, para que ellos puedan servirle (ver Números 8:13). Dios se agrada cuando convertidos gentiles le son ofrecidos, porque Su plan para la edad presente es “visitar a los gentiles para de ellos tomar pueblo para Su Nombre” (Hechos 15:14). En este tiempo, ÉL está uniendo a judíos y gentiles en un solo cuerpo, Su iglesia (Efesios 2:13-17). Todo nuevo creyente gentil es santificado por el Espíritu Santo, es habitado por ÉL, es hecho santo y aceptable a Dios. El pensamiento de este versículo puede haber sido tomado de Isaías 66:20, gente “de todas las naciones” son ofrecidas a Dios (ver el v.18 donde se prometen bendiciones a “todas las naciones”). Como sacerdotes-creyentes, oremos para que Dios nos use para traer a ÉL almas preciosas, que la ofrenda de nuevos convertidos a Dios le sea aceptable y santificada por el Espíritu Santo. “Que Su belleza descanse sobre mí mientras busco ganar a los perdidos; que ellos olviden el instrumento y le vean sólo a ÉL”.
Romanos 15:17-18
A Pablo le gustaba alardear y vanagloriarse. Pablo era un hombre muy orgulloso- orgulloso de su Salvador. El se ufanaba de lo que Cristo había hecho. Todo creyente debería poder decir, “el Señor ha hecho grandes cosas para mi”, de las cuales estoy orgulloso. Está prohibido jactarse de UNO MISMO (1 Co. 1:29). Somos estimulados a alardear de Dios (1 Co. 1:30-31). El gloriarse o jactarse de Pablo, era por medio de Jesucristo (v.17). El no se hubiese atrevido a ufanarse de cualquier otra cosa (v.18). El se negaba a jactarse o gloriarse de sus propias realizaciones, sino sólo hablaba y alardeaba de lo que Cristo había hecho y realizado por medio de él (v.18). Pablo era solamente un instrumento en las manos de Dios. “Ningún pincel se atribuye el mérito por la obra maestra que fue pintada con él. Ningún violín se atribuye el mérito por la hermosa melodía que el músico tocó en él” (MacArthur).
Pablo no dijo, “Sólo me enorgulleceré de lo que yo realicé por medio de Cristo”.
Pero él dijo, “Sólo me enorgulleceré de lo que Cristo realizó por medio de mí”.
Aunque Cristo está en el cielo, ÉL está obrando activamente en la tierra (ver Marcos 16:20), por medio de Sus instrumentos escogidos. La obra de Cristo por medio de Pablo tenía como propósito “la obediencia de los gentiles”. Esto se refiere a la obediencia al Evangelio. Un gentil obedece el evangelio cuando cree en el Señor Jesucristo. Rechazar a Cristo y el evangelio significa desobedecer el mandamiento de Dios para todos los hombres, que se arrepientan (Hechos 17:30) y sean salvos (Hechos 16:31). Ver 2 Tesalonicenses 1:8-9 para un pasaje muy claro en cuanto a la desobediencia al evangelio.
Cristo hizo grandes cosas por medio de Pablo “con la palabra y con las obras”. [Nota: “con la palabra y con las obras” debe conectarse con “hecho por medio de mí” no con “obediencia”. El no se está refiriendo a cómo obedecieron los gentiles, sino a cómo Cristo obró por medio de él]. El hecho de que Cristo estaba obrando por medio de Pablo “con la palabra y con las obras” nos recuerda Hechos 1:1-2. En este pasaje se nos dice que todo lo que Cristo hizo y enseñó hasta Su ascensión fue sólo el COMIENZO de Sus hechos y enseñanzas (“todas las cosas que Jesús comenzó a HACER y ENSEÑAR” –Hechos 1:1). El libro de los Hechos registra la CONTINUACIÓN de Sus hechos y enseñanzas (Sus palabras y Sus obras). Lo que Cristo comenzó en Su ministerio terrenal, ÉL lo continúa por medio de Su iglesia. Lo que Cristo comenzó en la tierra, ÉL lo continúa desde el cielo, obrando por medio de Sus instrumentos escogidos en la tierra (Pablo y otros creyentes). El glorioso ministerio de Cristo no terminó en la cruz o en la resurrección o en la ascensión. ¡Continua hoy! (Marcos 16:20).
Romanos 15:19
Este versículo continúa el pensamiento del versículo 18. Cristo estaba obrando y logrando grandes cosas por medio de Pablo (para la salvación de los gentiles) por palabras y por obras, “con potencia de señales y prodigios”. Cristo realizó asombrosos milagros por medio de Pablo. Pablo dijo a los corintios algo muy similar: “Porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Co. 12:11-12). Nótese que estas eran “las señales de un apóstol” (comparar también con Hechos 2:43; 5:12). De modo que en la iglesia del primer siglo eran los apóstoles los que normalmente hacían los milagros. No era algo que hicieran todos los creyentes. Cuando los apóstoles abandonaron la escena, las señales de un apóstol abandonaron la escena con ellos. El propósito de estas primeras señales milagrosas se expone en Hebreos 2:3-4. Los milagros confirmaban y ratificaban el mensaje de los apóstoles. Los apóstoles, muchos de los cuales eran “hombres sin letras y del vulgo” (Hechos 4:13), no tenían credenciales propias, por lo que el Señor les daba credenciales, que eran tan espectaculares y sensacionales, que ellas indicaban que el mensaje de los apóstoles venía de Dios.
Hoy, en esta era post-apostólica, los milagros de señales ya no son necesarios para evangelizar. Dios nos ha equipado con Su Palabra completa (los 66 Libros) y con Su Espíritu poderoso y con toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-18). ¿Qué más necesitamos? Cuídate de aquellos que enseñan que las “señales y milagros” son necesarios hoy día para evangelizar (a lo cual algunos se refieren como “evangelismo de poder”). No tenemos apóstoles hoy día, tampoco tenemos las señales de un apóstol, pero tenemos la DOCTRINA de los apóstoles, que debemos predicar y proclamar activamente. Dios, con todo el infinito poder del cielo, respaldará y apoyará Su Palabra cuando es proclamada con el poder del Espíritu.
¿Cuáles fueron algunos de los milagros que hizo Cristo por medio de Pablo?
Hechos 13:6-12 Elimas el mago fue afectado por ceguera
Hechos 14:1-3 Señales y milagros fueron hechos por sus manos
Hechos 14:8-10 Un hombre cojo de nacimiento fue sanado instantáneamente
Hechos 16:16-18 Un demonio fue echado de una muchacha
Hechos 16:25 ss. Liberación milagrosa de la cárcel
Hechos 19:11-16 Muchos enfermos fueron sanados y demonios fueron echados fuera
¿Cuáles fueron los resultados de esos milagros?
“Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor” (Hechos 13:12).
“Y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús…. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” (Hechos 19:17, 20).
El evangelismo centrado en Dios tiene que llevarse a cabo “en el poder del Espíritu de Dios”. La obra de Dios tiene que realizarse a la manera de Dios y en el poder de Dios. “No con ejército, ni con fuerza, sino con MI ESPÍRITU, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6). En estos tiempos, Cristo está edificando Su Iglesia (Mateo 16:18), la cual es Su casa (1 Timoteo 3:15; comparar Hebreos 3:6), y “si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1). Que los primeros discípulos operaban en el poder y bajo la dirección el Espíritu de Dios se deduce de lo siguiente: Hechos 1:8; 2:15-17; 4:8; 4:31; 6:5; 7:55; 9:17; 13:2,4; 13:52; 15:28; 16:6.
“Desde Jerusalén…hasta Ilírico” – Esta era la extensión de la labor misionera de Pablo. ¿Hasta donde se extendía su labor? El límite sureste era Jerusalén; el límite noroeste era Ilírico, que quedaba al norte y al oeste de Macedonia y Acaya. La distancia entre ambos límites era como 1400 millas (y Pablo no ministraba solo en línea recta, sino “por los alrededores” de esa área). El libro de los Hechos no menciona específicamente un viaje a Ilírico, pero puede haber tenido lugar en el tiempo de Hechos 20:1-2 o Pablo quizás podría haber ido a ese territorio durante su estadía en Corinto, donde él estaba cuando fue escrita la carta a los Romanos. Pablo escribió su carta a los Romanos desde Corinto, hacia el final de su tercer viaje misionero. La obra de Pablo había terminado. El acabó la tarea que Dios le había encomendado. El completó su misión.
Pablo predicó de lleno el evangelio de Cristo o, literalmente, él cumplió (llenar, saturar, ejecutar, llevar a cabo) el evangelio. Esta palabra se usa para Juan el Bautista que “terminaba su carrera (de vida)” (Hechos 13:25). El cumplió con la tarea que Dios le había asignado. Pablo cumplió con el encargo del evangelio. El anunció fielmente las buenas nuevas de Cristo en los lugares hacia donde Dios le dirigió. El era un plantador de iglesias. Como dijo a los corintios, “yo planté” (1 Corintios 3:8), otros regaron. El que planta, hace su plantación y luego sigue a otro lugar. Pablo, habiendo plantado fielmente, podía decir, “no teniendo más campo en estas regiones” (Romanos 15:23). Era hora de proseguir, como lo indican los versículos siguientes.
El cumplimiento del ministerio evangelístico de Pablo no era trivial o superficial. Su mensaje iba más allá de lo esencial. Cuando daba testimonio del evangelio de la gracia de Dios (Hechos 20:24), él estaba decidido a anunciar todo el consejo de Dios (Hechos 20:27). Esto es totalmente contrario al espíritu que impera en nuestros días, en que se nos dice que prediquemos escasamente el mínimo y que evitemos las doctrinas que dividen o que ofenden a otros. Nuestro Señor dijo que enseñáramos “todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20). El ministerio evangelístico de Pablo no era sólo completo, sino también era notablemente efectivo. Durante su tercer viaje misionero Pablo permaneció en Efeso por un extenso período de tiempo (Hechos 20:31). ¿Cuál fue el impacto de su ministerio? “Todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús” (Hechos 19:10). “Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” (Hechos 19:20).
Pablo cumplió con el evangelio. Usa una expresión similar en Colosenses 1:25. Su ministerio era “anunciar cumplidamente el evangelio, aún el misterio”.
“Todo lo he llenado del evangelio de Cristo” – Romanos 15:19.
“Anunciar cumplidamente la palabra de Dios, aún el misterio” – Colosenses 1:25.
Ambos pasajes se refieren al ministerio de Pablo a los gentiles. Ambos pasajes se refieren a aquel aspecto del evangelio que era un “misterio”, que había estado escondido en edades anteriores. Discutiremos esto en detalle cuando lleguemos a la revelación de Pablo del misterio en Romanos 16:25-26.
Romanos 15:20-21
La política de Pablo al plantar iglesias era ir a lugares donde el evangelio aun no había sido predicado. Pablo era un misionero pionero, un precursor, un plantador de iglesias. Su política también se expone en 2 Corintios 10:14-16. La política de Pablo es violada repetidamente en nuestros días cuando hombres muy agresivos (mayormente bautistas) entran en una comunidad para empezar una iglesia, aun cuando en el área ya existe una sólida iglesia que cree en la Biblia, ya hay una asamblea de creyentes bien establecida. Esto tiene como resultado una competencia carnal y una confusión innecesaria y es totalmente contrario al modelo del Nuevo Testamento. Es lamentable que se introduzcan en territorio que ya ha sido reclamado para Cristo, cuando hay muchos otros lugares que necesitan desesperadamente del testimonio del evangelio.
En el versículo 21 Pablo cita a Isaías 52:15, un pasaje que precede inmediatamente el pasaje más importante de la muerte sustitutoria de Cristo en el Antiguo Testamento (Isaías 53). Por causa del siervo sufriente de Jehová, el mensaje del evangelio puede llegar a reyes y a gentiles, y esto se cumplió ciertamente en los días de Pablo (comparar Hechos 9:15). Que el corazón de cada creyente esté inquieto y cargado por aquellos que nunca han escuchado el Nombre del Salvador. Para Pablo, el privilegio más grande era predicar entre los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo (Efesios 3:8).
Romanos 15:22-24
En la providencia de Dios y bajo Su dirección, Pablo fue impedido continuamente de ir a Roma (v.22 y ver Rom.1:13). ¿Por qué fue estorbado? El no podía ir antes de que hubiera predicado y cumplido con su ministerio desde Jerusalén hasta Ilírico (v.19). Pero habiendo cumplido con esta misión en esas regiones “él está en condiciones de elevar sus ojos misioneros a horizontes más distantes” (Murray). El pone sus ojos en España (v.24).
Habiendo evangelizado los territorios recorridos durante sus tres viajes misioneros, él desea ir ahora a Roma para ver a los creyentes allí (v.23). Por muchos años Pablo tenía este gran deseo de visitar a los santos romanos y él expresó este deseo al comienzo de su epístola (Rom.1:9-13). El deseaba ser de bendición y estímulo para ellos (Rom. 1:11) y ellos para él (Rom.1:12). El deseaba estar con sus hermanos y hermanas en Cristo que habían sido comprados con sangre (Romanos 15:24 y comparar 1 Juan 3:14).
El objetivo último de Pablo era ir a España, no a Roma. Esto estaba en armonía con su política de alcanzar un área no evangelizada (v.20). Roma había sido evangelizada y la iglesia allí estaba bien establecida. Pero al ir a España, Pablo tenía el plan de detenerse primero en Roma para ayudar a los creyentes de allí y para ser ayudado por ellos. El esperaba que los santos de Roma lo encaminaran a España (que proveyeran lo necesario para su viaje). “Así se extendía el evangelio en aquellos días, y no solo en aquellos días, sino también ahora. Porque vemos compañías de santos quienes, por medio de la oración y por sus donaciones, envían al predicador a otros campos” (Newell).
Pablo tenía planes de visitar Roma y luego, de cabeza a España, pero sus planes estaban sujetos a la revisión de Dios. El itinerario de Pablo no resultó como él lo había planificado. El llegó a Roma, pero no como un alto en su camino a España, sino como prisionero después de un naufragio. No resultó como Pablo lo había previsto, pero ciertamente resultó como lo había previsto su Guía soberano. Así también nosotros debemos poner siempre nuestros planes y programas en las manos de Dios, para que ÉL los pueda corregir de acuerdo a Su voluntad o descartarlos totalmente.
¿Llegó Pablo alguna vez a España? La Biblia no nos da respuesta. Hay algunos escritos, aparte de la Biblia, que pudieran indicar que Pablo llegó a España. “Pablo, habiendo enseñado justicia a todo el mundo, habiendo llegado a los límites de Oeste…” (Clemente de Roma, 1 Corintios V.vii). Los “límites de Oeste” probablemente se refieren a la parte oeste de Europa, que podría muy bien ser una referencia a España.
Romanos 15:25-26
Antes de que Pablo pudiera emprender viaje a España vía Roma, había algo que él tenía que hacer primero. El tenía que ministrar a los santos judíos en Jerusalén. Pablo no olvidó lo que le habían dicho Pedro, Jacobo y Juan cuando lo animaron a ir donde los gentiles, pero que nunca olvidara a los pobres (Gálatas 2:10, probablemente una referencia a los creyentes pobres de Jerusalén). Estos creyentes eran muy pobres y necesitaban asistencia y los creyentes de Macedonia y Acaya habían dado generosamente y con sacrificio para ellos. Lo que Pablo no dijo aquí es que él había tenido un importante papel en animar a los creyentes de Macedonia y Acaya para dar a los santos de Jerusalén (estudiar 1 Corintios 16:1-4 y 2 Corintios capítulos 8-9).
¿Por qué se encontraban los santos de Jerusalén en tan abrumadora estrechez? Sabemos que en los primeros días de la iglesia los judíos de Jerusalén vendieron y compartieron sus posesiones: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” (Hechos 4:44-45). Esto implica que aún en ese tiempo había creyentes necesitados. Probablemente, la razón principal para la pobreza de tantos, era la persecución. A través de la historia de la iglesia, judíos creyentes han sido perseguidos por su propia gente, desheredados por sus propias familias y excluidos de la sociedad judía. Un anticipo de esto se encuentra en Juan 9:34-35 (el hombre ciego de nacimiento fue expulsado de la sinagoga, ver también Juan 9:22), recordándonos que cuando los hombres nos expulsan, el Señor Jesús nos está esperando para recibirnos (ver también Juan 6:37). Para conocer una emotiva historia reciente de cómo un judío creyente fue repudiado por su propia familia, ver nuestro folleto, Charlie Coulson, Drummer Boy (acerca de un cirujano judío en la batalla de Gettysburg, que encontró a Cristo de una manera notable). Otra razón para la pobreza de los judíos de Jerusalén era una severa hambruna que afectó seriamente a Palestina y por causa de esta hambre “cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban un Judea” (Hechos 11:27-30).
Romanos 15:27
Los creyentes gentiles estaban gustosos de dar tal donativo a los judíos que estaban sufriendo. Lo hicieron voluntariamente. Lo hicieron de buena gana, no por necesidad. Ellos dieron de acuerdo con el espíritu de 2 Corintios 9:7.
Los gentiles son deudores de los judíos. Nosotros les debemos mucho, porque “la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22). Le debemos tanto porque la Biblia viene de los judíos. En verdad, aún los autores del Nuevo Testamento eran judíos, siendo Lucas la única excepción. Somos deudores de los judíos porque su Dios ha llegado a ser nuestro Dios. Su Mesías ha venido a ser nuestro Salvador. Los gentiles han llegado a ser participantes de sus bienes espirituales. Corresponde, pues, que los gentiles ministren a ellos en los bienes carnales (materiales). Grandes bendiciones espirituales nos han venido por medio de ellos. Es apropiado entonces, que grandes bendiciones carnales o materiales de nuestra parte les lleguen a ellos. Deberíamos ayudar a nuestros hermanos judíos lo más que podamos. En cierta forma, también somos deudores a los judíos incrédulos por causa de su herencia divina, aunque al presente ellos no representen esa herencia. El creyente en Cristo debería ser el mejor amigo que el judío tiene en este mundo.
Romanos 15:28-29
Pablo da a conocer sus planes e intenciones, sujetos a la voluntad de Dios:
1. Primero, entregar sin contratiempos la contribución a los creyentes de Judea.
2. Venir a los creyentes de Roma con la abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.
3. Evangelizar España, su meta final, y llegar allá con la ayuda de la iglesia de Roma.
El “fruto” del cual Pablo está hablando es la dádiva de amor de los creyentes gentiles de Macedonia y Acaya, entregado como sacrificio a los santos pobres de Judea (comparar Filipenses 4:17, donde “fruto” también se usa para la generosa contribución de santo a santo). Lo que algunos estiman ser un sacrificio inútil, Dios lo considera un fruto duradero. “Hay quienes reparten y les es añadido más” (Prov.11:24).
La misión de Pablo en Jerusalén no estaría completada hasta que él hubiera entregado totalmente la contribución. El tiene que “entregarles este fruto”. El fruto tenía que serles entregado y tenía que estar en su posesión. El donativo había sido reunido, pero aun no había sido entregado. La palabra “sellar” también se usa para la fiel entrega del hijo de Dios. Dios nos ha sellado con el Espíritu Santo (2 Co.1:21-22; Efesios 1:13; 4:30), que es la prenda o garantía de nuestra final redención. El Espíritu que nos habita es la garantía de que seremos entregados salvos en el cielo de Dios. Nadie puede quebrar ese Sello. Pablo dio su propia fuerza y tiempo y energía, y si era necesario, su vida (ver Hechos 21:13), para garantizar la segura llegada de este donativo de amor de los creyentes gentiles. Dios, en Su misma Persona, es la Garantía de nuestra llegada al tercer cielo. Estamos santificados, sellados y firmemente protegidos.
El plan de Pablo era ir a España “pasando entre vosotros” (v.28), es decir, por los Romanos. Los romanos lo enviarían a España con su ayuda y sustento material. Es el privilegio de las iglesias sostener a los hombres de Dios para la obra de Dios.
¿Cómo llegaría Pablo a Roma? “Con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo” (v.29). El corazón de Pablo estaba tan lleno y tan bendecido con las buenas nuevas de Dios que desbordaría sobre los Romanos. El término “evangelio” es la palabra clave en el libro de Romanos. El tema de esta epístola es “el evangelio de Dios” (Rom.1:1). Pablo no solo predicaba el evangelio, sino que vivía el evangelio, él estaba inmerso en el evangelio, él estaba “apartado para el evangelio” (Rom.1:1). Uno no podía encontrar a Pablo sin encontrar la bendición del evangelio. Uno no podía encontrarse con Pablo y no tener un encuentro total con las buenas nuevas de Dios.
Romanos 15:30-33 Petición de Oración de Pablo
Por el Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo (Gálatas 5:22) Pablo solicitaba a los Romanos que agonizaran y lidiaran con él en oración (v.30). La palabra que se ha traducida como “ayudéis” significa contender en una prueba atlética, luchar, forcejear, pelear. Implica un arduo esfuerzo y es una palabra que Pablo usa en otras partes en cuanto a la oración (ver Col.4:12) y en referencia a pelear la buena batalla de la fe (1 Ti. 6:12; 2 Ti.4:7). La oración bíblica no es un ejercicio fácil (comparar Col. 2:1). Demanda nuestro máximo por lo superior. Muy pocos santos hoy en día han experimentado personalmente lidiar y agonizar con Dios en oración. “Señor, enséñanos a orar”. Ver Lucas 11:1.
[Nota: en el versículo 30 son mencionados los tres miembros de la Trinidad: el Señor Jesucristo, el Espíritu, Dios. El fruto del Espíritu es mencionado en este pasaje: amor (v.30), gozo (v.32) y paz (v.33) –comparar Gálatas 5:22].
1ª Petición de Oración (v.31) – ser librado de los judíos incrédulos en Judea.
Cuando Pablo fue a Jerusalén, se metió en gran peligro (Hechos 21:11). Es admirable que escapara con vida. Pablo se encontró en medio de un tropel de judíos furiosos que estaban decididos a matarlo. La multitud gritaba “¡Muera!” (Hechos 21:36). “Quiten a ese individuo de la tierra, porque no conviene que viva” (Hechos 22:22). Para leer de la asombrosa liberación de Pablo de los incrédulos de Jerusalén, ver Hechos capítulos 21-23. “Los rebeldes” = los que son desobedientes, es decir, desobedientes al evangelio.
2ª Petición de Oración (v.31) – poder entregar la ofrenda y que ésta sea acepta a los santos.
“Acepta” significa que sea bien recibida, aceptada. La misma palabra se usó en el v.16. Pablo deseaba cumplir con su misión de amor para con los empobrecidos santos de Judea y ver que el donativo era recibido con gratitud. ¿Cómo fue recibido Pablo por estos judíos? Ver Hechos 21:17. Lo más importante es que estos judíos se dieron cuenta de que Dios estaba haciendo una gran obra entre los gentiles (Hechos 21:19-20). Ellos no resintieron la gran obra que Dios estaba haciendo al visitar a las naciones y tomar pueblo para Su Nombre (Hechos 15:14).
3ª Petición de oración (v.32) – llegar a Roma por la voluntad de Dios.
Pablo llegó a Roma por la voluntad de Dios, pero no como él lo había planificado. El hombre propone, pero Dios dispone. El llegó en cadenas como un prisionero romano, pero era en la voluntad de Dios y era para “el progreso del evangelio” (Filipenses 1:12). Pablo llegó a Roma con gozo. El gozo que sintió Pablo cuando primero se encontró con los hermanos romanos puede verse en Hechos 28:14-15. “”Ser recreado” significa descansar o refrescar el espíritu (Thayer). El verbo (sin el prefijo) se usa en Mateo 11:28—“Yo os haré descansar”. Para el significado de “confortar” ver 1 Corintios 16:18; 2 Corintios 7:13; Filemón 7,20. Pablo sería un una bendición reconfortante para ellos y ellos para él.
Las tres peticiones fueron contestadas.
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