ROMANOS
CAPÍTULO 13
El Gobierno Humano
Y
El Llamado de Alerta de Dios
(El Llamado de Dios a Despertar)
Introducción
Una de las maneras que Dios tiene para ejecutar Su ira y juicio y venganza sobre los malhechores es por medio del gobierno humano (así tenemos la conexión entre la última parte del capítulo 12 de Romanos y la primera parte del capítulo 13). Dios delegó autoridad al gobierno humano después del Diluvio del Génesis. Esto se ve especialmente en que Dios otorgó al hombre el derecho de castigar a los malhechores, especialmente a los asesinos (Génesis 9:6). Esta misma verdad es presentada aquí en Romanos capítulo 13.
Romanos 13:1
“Sométase” –este es un término militar que significa “estar bajo jerarquía, tomar su propio lugar bajo quienes están en autoridad, estar en sujeción, rendirse, ser obediente”. Comparar con el mandamiento dado en Tito 3:1. “Autoridades superiores” = autoridades, autoridades gobernantes, definidos en el versículo 3 como dirigentes, autoridades civiles, magistrados. El gobierno humano fue instituido por Dios después del Diluvio del Génesis. El versículo clave es Génesis 9:6 que dice que la persona que derrama la sangre de un hombre (asesinato violento), por el hombre su sangre será derramada. Dios Mismo podría haber decidido castigar directamente a los asesinos, pero ÉL escogió delegar esta responsabilidad en el hombre. El gobierno humano fue instituido y ordenado por Dios, y sean salvos o no salvos, todos los hombres se benefician del gobierno y todos los hombres deberían temer al gobierno cuando desobedecen sus leyes y se rebelan contra su autoridad.
“Toda persona” = todo ser humano.
“Porque no hay autoridad sino de parte de Dios” –Dios es la máxima y más alta Autoridad. ÉL está por sobre todo gobernante. El Señor Jesús lo dijo claramente en Juan 19:11. Comparar también Daniel 4:17, 25, 32; 2 Crónicas 20:6 y Salmo 75:7. “Establecidas” =ordenadas, designadas, puestas en su lugar. Ningún hombre o mujer podría estar en alguna posición de autoridad sin la voluntad y el permiso del Soberano Dios del cielo.
Romanos 13:2
Por cuanto las autoridades civiles han sido ordenadas por Dios, ¡no las resistas! No es sabio luchar contra lo que Dios ha establecido. “Resiste” = estar en contra, oponerse (lo contrario de “someterse”). “Condenación” =juicio o castigo. Desobedecer a las autoridades es desobedecer a Dios (ver 1 Pedro 2:13-17).
Romanos 13:3
“Temor” = miedo, objeto de terror. Los gobernantes deben premiar las buenas obras y castigar las malas obras. Como regla general, los gobiernos recompensan lo bueno y castigan lo malo. Usualmente, si uno obedece las leyes y es un ciudadano observante de la ley, nada tiene que temer. El libro de 1 Pedro hace una clara distinción entre quienes sufren como resultado del mal que han hecho y quienes sufren como resultado de su testimonio cristiano (ver 1 Pedro 2:14, 19-20; 3:13-14; 4:14-16).
Romanos 13:4
El mandatario (la autoridad gubernamental) es siervo de Dios. Esto sería aplicable hoy al presidente, los congresistas, gobernadores, policías, etc. Aunque la mayoría de estos hombres no son salvos, con todo, ellos son siervos de Dios en el sentido de que están cumpliendo con la voluntad de Dios castigando a los que hacen mal. Dios ha puesto a estos hombres en posiciones de autoridad para nuestro bien. Los que quebrantan las leyes y hacen mal tienen motivo para temer, porque si son capturados, tienen que padecer el castigo que las autoridades han determinado. Dios podría castigar directamente a los malhechores, pero ÉL ha escogido usar al gobierno humano para ejecutar el rigor en la persona que hace mal. Por esto los gobernantes son para bien y para nuestra conveniencia. El gobierno nos protege castigando a los delincuentes y disuadiendo y desalentando a potenciales trasgresores de la ley. Es poco probable que cometan crímenes los que temen el castigo y que piensan que pueden ser apresados. La venganza pertenece Dios (Rom. 12:19), y el Dios de la venganza ha permitido a Sus siervos gobernantes que ejecuten juicio sobre los que hacen mal (Rom. 13:4).
Dios ha dado al gobierno incluso el poder sobre la vida y la muerte: el derecho a ejecutar la pena capital. Ellos llevan de continuo la espada, y la espada se usa para castigar a los malhechores. La espada no se lleva en vano, sino sirve para un propósito importante. En los tiempos del Nuevo Testamento, la espada era un instrumento para ejecutar la pena capital. Juan el Bautista fue ejecutado con la espada. Así también Jacobo, el hermano de Juan (Hechos 12:2). Pablo fue ejecutado con la espada en los días de Nerón (no podía ser crucificado, porque era un ciudadano romano). La crucifixión era el método de ejecutar a los peores criminales. El método usual para ejecutar la pena capital era decapitación mediante la espada.
Es importante estudiar bien lo que la Biblia enseña acerca del importante tema de la pena capital.
Nota: La ilustración anterior no ha sido dada para sugerir que la guillotina debiera ser el método preferido de ejecución en nuestra sociedad en el día de hoy. Sin embargo tenía aspectos positivos. Servía como elemento disuasivo al crimen por el terror que inspiraba. La perspectiva de que te cortaran la cabeza es algo que espantaría a la mayoría de las personas, en contraste con una inyección letal que es relativamente indolora—es como dormirse y no despertar más. Aunque era espantosa, la guillotina no era inusualmente cruel, porque antes de que la víctima pudiera sentir mucho dolor, todo ya había pasado. Ocasionaba una muerte rápida. Es posible que la muerte por la guillotina sea usada nuevamente en el futuro por las fuerzas del Anticristo (ver Apocalipsis 13:4), aunque la decapitación puede ser efectuada también con una espada u otros métodos. El método de pena capital aprobado por Dios en los días de Moisés era la muerte por apedreamiento (Números 15:36; Deut. 21:18-23). Los romanos usaban la muerte por crucifixión para los que no eran ciudadanos y usaban la espada para decapitar a los criminales que eran ciudadanos romanos. El indómito Oeste usaba a menudo la muerte por ahorcamiento. En otros lugares se han usado los pelotones de fusilamiento. En la sociedad americana se ha usado la silla eléctrica y la inyección letal. 1. Instituida por Dios Mismo La pena capital fue instituida por Dios Mismo después del diluvio universal. Leemos de ésto en Génesis 9:6—“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. Este versículo está hablando acerca de un asesino, alguien que a sabiendas y con violencia derrama la sangre de un hombre ocasionando su muerte. Aquí Dios da al hombre la autoridad y el derecho y la obligación de ejecutar al asesino: “por el hombre su sangre será derramada”. La razón dada para ésto está basada en el valor y el carácter sagrado de la vida humana: “porque a imagen de Dios fue hecho el hombre”. En este caso la justicia se lleva a cabo según la regla: “vida por vida, ojo por ojo, diente por diente” (Éxodo 21:23-24). El castigo tiene que ser equivalente al crimen. El crimen en este caso es el asesinato y el castigo era la muerte. Nótese que Génesis 9:6 fue dado al hombre antes de que fuera dada la ley de Moisés. 2. “¿No Matarás?” La pena capital no es una violación del sexto mandamiento que dice, “No matarás” (Éxodo 20:13). La traducción correcta de este verbo es, “No asesinarás”. Todo asesinato es matar, pero no todo matar es asesinato. Algunos ejemplos de matar que no se consideran asesinato son los siguientes: a) matar al enemigo en la guerra (ejemplos bíblicos: David matando a Goliat, Josué y los israelitas cuando conquistaron la tierra); b) un esposo que descubre que un hombre está a punto de matar a su esposa y/o sus hijos, protege y defiende a su familia matando al atacante; c) un policía que mata en el cumplimiento de su deber, para proteger vida inocente; d) la persona que ejecuta la pena capital, como el hombre que conecta el interruptor de la silla eléctrica; e) matar por accidente, cuando el homicida no intentaba quitar la vida a alguien. Debemos notar también que el Señor Jesucristo Mismo “juzgará y hará guerra” en Su segunda venida, lo que resultará en una innumerable cantidad de muertes (Ap. 19:11-20). 3. Delitos que Son Castigados con la Muerte Estamos seguros de que la pena capital no es una violación de los Diez Mandamientos. Esto es evidente cuando estudiamos el capítulo que sigue inmediatamente a los Diez Mandamientos: Éxodo capítulo 21 (los Diez Mandamientos se encuentran en el capítulo 20). En el capítulo 21 leemos que Dios, en Su ley, demandaba la pena de muerte para varios delitos como el asesinato, el secuestro, maldecir a los padres, etc. Ver Éxodo 21:12, 15, 16, 17. Ver también en Levítico 20:10-17 otros delitos que se castigaban con la pena de muerte en la ley de Moisés. 4. El Verdugo como Siervo de Dios En los tiempos del Nuevo Testamento aún se practicaba la pena capital. Romanos 13:4 dice que Dios ha dado al gobierno humano la autoridad de ejecutar severidad sobre los malhechores por medio de la espada (un instrumento común de pena capital en los días del Nuevo Testamento). El Apóstol Pablo vivía en un tiempo en que la pena capital se practicaba comúnmente en el Imperio Romano (no como en nuestros días), sin embargo él no condenó esa práctica. Por el contrario, él describió a la persona que lleva la espada como siervo de Dios. De modo que el que castiga al malhechor, lo hace ejerciendo la autoridad delegada de Dios. 5. Una Disuasión Efectiva Cuando se practica consistentemente la pena capital, ésto es un freno efectivo para el delito, porque el temor a la muerte es el mayor temor que tiene el hombre (ver Hebreos 2:14-15). Puesto que la muerte es el rey de los temores, un hombre lo pensará dos veces antes de cometer un crimen si sabe que le costará la vida. Será menos reacio a asesinar a alguien cuando sabe que lo peor que le pueda suceder es estar en la cárcel por el resto de su vida, con provisión de alimentos, viendo televisión, etc. Cuando la justicia se cumple con prontitud, entonces “los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti” (Deut. 19:20). Cuando no se ejecuta pronto el justo castigo, eso resulta en un aliciente para el delito (ver Ec.8:11). 6. ¿Cruel e Inhumano? ¿La pena capital es cruel e inhumana? Por lo general no es agradable ser testigo de la muerte y los que tienen la responsabilidad de ejecutar a un criminal, ciertamente no tienen una tarea envidiable. Sin embargo, debemos cuidarnos de concentrarnos en el criminal y olvidarnos de la víctima del crimen. El asesinato a sangre fría es muy cruel e inhumano. Una violación forzosa es muy cruel e inhumana. Secuestrar un avión poniendo en peligro la vida de muchas personas es muy cruel e inhumano. Promover drogas destructivas es muy cruel e inhumano. En nuestro celo por proteger al criminal podemos perder de vista la atrocidad del crimen. A pesar de la posición que una persona tenga en cuanto a la pena capital, todos tendrán que estar de acuerdo en que si un asesino es ejecutado, nunca volverá a asesinar. Es notable que las personas que condenan la pena capital como un método cruel e inhumano de destruir la vida de una persona, sean a menudo las mismas personas que están a favor del derecho al aborto. ¿Por qué tiene mayor derecho a la vida un asesino culpable que un niño no nacido? 7. El Testimonio de Pablo ¿Qué pensaba el Apóstol Pablo de la pena capital? ¿La consideraba injusta y cruel e inhumana? Ya hemos considerado la enseñanza de Pablo en Romanos 13, pero debemos notar también lo que el Apóstol dijo en Hechos 25:11: “Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir”. Pablo sabía que había ciertos crímenes que eran dignos de muerte, y sabía que los culpables de dichos delitos debían ser ejecutados. Si él era culpable de alguno, él no se negaría a morir. El se sometería a la pena capital si hubiera hecho algo que lo mereciera. Desde luego, Pablo era inocente de cualquiera de esos delitos, y sin embargo él fue finalmente ejecutado bajo Nerón. ¿Por cuál delito? Por predicar el evangelio de la gracia de Dios. 8. Bárbaros Perspicaces Aún hombres sin cultura saben en lo profundo de su corazón que ciertos delitos demandan la pena de muerte. Esto está ilustrado en Hechos 28 cuando Pablo naufragó en la isla de Malta donde se encontró con un grupo de naturales amables (v.1-2). Mientras Pablo echaba unas ramas al fuego, una víbora venenosa le mordió la mano. Normalmente una mordedura así resulta fatal en un par de minutos. Cuando los nativos vieron ésto, ellos dijeron, “Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir” (v.4). Estos nativos vieron lo que ellos pensaban era el castigo (muerte) y así asumieron un crimen (él tiene que ser un homicida). Pronto se dieron cuenta que estaban equivocados, pero el punto es que estos naturales tenían un sentido de justicia formado y sabían que los asesinos deben pagar con su vida por su crimen. 9. El Testimonio de un Ladrón (Bandido) En Lucas capítulo 23 tenemos un testimonio honesto de un hombre que estaba siendo ejecutado por los crímenes que había cometido. Esta era una pena capital por medio de la crucifixión romana. Este hombre era un malhechor, fue arrestado y fue encontrado culpable de delitos dignos de muerte. Los métodos de ejecución modernos generalmente son ligeros e indoloros comparados con la crucifixión romana. ¿Qué pensaba este hombre de la pena capital? ¿Se oponía a ella? ¿La consideró cruel e inhumana? ¿Pensó que era ilegal e injusta? Aquí está su testimonio (sus palabras al otro criminal condenado): “¿Ni aún temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos” (Lucas 23:40-41). En otras palabras, él estaba diciendo, “Nosotros estamos recibiendo exactamente lo que merecemos: muerte por crucifixión. Lo que hemos hecho es digno de muerte”. La mayoría de nosotros no somos culpables de delitos dignos de muerte ante los hombres y ante el gobierno humano. Sin embargo, ante un Dios Santo cada uno de nosotros debemos reconocer que hemos hecho cosas que son dignas de muerte (ver Romanos 1:29-32; 6:23a). Como dice el Antiguo Testamento, “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Cuán agradecidos debemos estar de que nuestro Señor Jesucristo sufriera la pena de muerte por nosotros: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom.5:8). 10. La Muerte de un Hombre Inocente Si se practica la pena capital, ¿no puede suceder que un hombre inocente sea declarado culpable y sea ejecutado? Sí, lamentablemente esto es cierto. Nuestro sistema judicial está lejos de ser perfecto y a veces el culpable es justificado y el inocente es condenado (comparar Deut. 25:1). Aún sin la pena capital, es cierto que a veces algunos hombres inocentes son enviados a la cárcel, aún de por vida. Debemos recordar que en el cielo hay un Juez recto y justo que ve todo y que sabe todo y que algún día rectificará todo lo que está mal y que enderezará todo lo que está torcido. En la eternidad todo será corregido (ver Lucas 16:25 como ejemplo de ésto). El ejemplo más grande de un hombre inocente que fue ejecutado es el del Señor Jesús Mismo, “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). El único Hombre sin pecado que jamás haya vivido fue condenado a muerte por crucifixión. Al meditar sobre la muerte de Cristo, debemos recordar que fue por nuestros pecados que ÉL sufrió y sangró y murió (1 Co.15:3; Rom.5:8). “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). Nosotros somos los culpables que merecíamos la pena de muerte (Rom.6:23), pero Jesús lo pagó todo. ÉL murió para que nosotros podamos vivir (Juan 5:24). |
Pablo está enseñando aquí que el SOMETIMIENTO a las autoridades civiles es necesaria: “es necesario estarle sujetos”. ¡Es necesario! ¡Tienes que estarlo! Luego Pablo da dos razones por qué debemos estar sujetos: 1) “castigo”—tememos el castigo si no nos sometemos; tememos al “servidor de Dios, que es vengador para castigar al que hace lo malo” (v.4). Tenemos un sano temor al castigo que sufriremos si quebrantamos la ley. Tememos lo que sucede a quienes resisten y se rebelan y quebrantan las leyes del país. Tiene que haber una disuasión al crimen. Si las autoridades eliminan el castigo, también eliminan el temor y no hay freno para el delito. 2) “la conciencia” –debemos someternos por causa de la conciencia. Debemos tener una conciencia limpia. La persona que tiene una conciencia limpia puede decir, “Sé que soy un ciudadano que observa la ley. Yo guardo las leyes de Dios y guardo las leyes del país. Lo hago así porque Dios lo dice”. Muchas personas se someten por la primera razón (“castigo”), pero no por la segunda razón (“conciencia”). Ellos razonan, “mientras pueda hacerlo y evite el castigo, no tengo problemas en quebrantar la ley” (manejar a exceso de velocidad, falsear mi declaración de impuestos, etc.).
La Biblia enseña en otra parte que a veces no debemos someternos, cuando es necesario desobedecer a los que tienen autoridad sobre nosotros. Dos ejemplos de ésto son obvios: 1) el caso de Daniel en Daniel capítulo 6, cuando se le dijo que no orara; 2) el caso de los primeros cristianos en Hechos 5, cuando las autoridades religiosas les dijeron que no predicaran. En tales casos las autoridades se introducen en el “campo de Dios”, lo cual es una violación de las órdenes de Dios. Cuando hay mandamientos que están en conflicto, tenemos que seguir la enseñanza de Hechos 5:29—“Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Otros dos ejemplos de desobediencia a las autoridades humanas a fin de obedecer a Dios son: 1) las parteras hebreas (Éxodo 1:15-17); 2) los magos que desobedecieron la orden de Herodes (Mateo 2:8, 12, 16).
Otros pasajes que se refieren a la responsabilidad del creyente frente a las autoridades civiles son: 1 Pedro 2:13-17; 3:13-14; 3:16-17.
Romanos 13:6
Debemos PAGAR (cumplir nuestras obligaciones) TRIBUTOS (impuestos). ¿Por qué? Estas personas son ministros de Dios (servidores, ver 13:4) y debemos sustentar a los ministros de Dios. Ellos son servidores públicos que están cumpliendo la voluntad de Dios, especialmente cuando castigan a los que hacen lo malo. Ellos están sirviendo constantemente en el gobierno (“atienden continuamente a esto mismo”) y necesitan ser sustentados. Cómo debemos dar gracias a Dios por los policías, los bomberos y otros servidores públicos que ministran y sirven a favor nuestro. Ellos deben ser remunerados.
Romanos 13:7
“Pagad a todos lo que debéis” = devuelve lo que debes, retorna lo que les pertenece. Nosotros le debemos algo a nuestra sociedad. Debemos cumplir con nuestra obligación para con todos los hombres. Hay cuatro cosas que debemos rendir: tributo, impuesto, respeto, honra. “Tributos” = impuestos, impuestos gravados sobre personas y propiedades, especialmente para César (a Roma); “impuestos” = derechos de aduana sobre bienes importados o exportados, peaje, tarifa. Hay quienes merecen nuestro temor, nuestro respeto. Hay otros que merecen nuestro honor. Hombres como oficiales de policía, jueces, hombres en funciones de gobierno merecen nuestro respeto y honor. En 1 Pedro 2:17 dice que “honremos a todos”. Recordemos lo que nuestro Señor enseñó acerca de tributos e impuestos: Mateo 17:24-27 y Lucas 20:21-26.
Romanos 13:8
“No debáis a nadie nada” = No debas nada a nadie. Esta frase importante ha sido entendida de dos maneras: 1) Yo no debo nada a nadie porque nunca he incurrido en deudas. Me niego a pedir prestado dinero. Me niego a usar tarjetas de crédito. Me niego a comprar algo a menos que tenga el dinero en la mano. No quiero deber nunca nada a nadie. Nunca pediré prestada cosa alguna, por lo cual nunca deberé nada a nadie. 2) Yo no debo nada a nadie porque he pagado todas mis deudas. He cumplido con todas mis obligaciones como es debido. Yo estaba en deuda con ciertas personas, pero he pagado esas deudas a tiempo y he cumplido con mis obligaciones. No tengo ninguna deuda pendiente (sin pagar).
La primera interpretación de la frase no puede ser correcta por varias razones. Esta interpretación dice, “No debo nada a nadie porque nunca he contraído una deuda”. Esto contradice al versículo anterior (v.7) que dice que debemos pagar a todos lo que les debemos (es decir, estamos en deuda con las personas de nuestra sociedad y debemos pagar lo que les corresponde). De modo que el énfasis del v.7 no es que no tengamos deudas, sino que nos hagamos cargo de estas deudas y que devolvamos (paguemos) lo que debemos. De modo que debemos entender el v.8 como sigue: “no debo nada a nadie porque he pagado mis deudas y he rendido a todo hombre lo que le debía”. De modo que rechazamos el punto de vista que dice que el v.8 significa “NUNCA CONTRAIGAS DEUDAS”. Debe entenderse que significa: “PAGA TUS DEUDAS (paga lo que debes) PARA QUE NO DEBAS NADA A NADIE”.
Si el otro punto de vista fuera correcto (“NUNCA CONTRAIGAS DEUDAS”), entonces todo préstamo sería pecado, porque te pondría en deuda y tendrías la obligación de reembolsar y de devolver lo prestado. Esto no solo incluiría dinero, sino el tomar en préstamo de cualquier objeto (como un libro de la biblioteca, un rastrillo de tu vecino, etc.). Esto también significaría que sería malo prestar, porque al prestar tu estarías alentando el pecado (estarías animando a alguien a pedir prestado y estarías así animando a alguien a deber algo a alguien).
De modo que debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Condena la Escritura el prestar o pedir prestado? Aunque la Biblia nos advierte acerca de los peligros de prestar, no condena esta práctica. En verdad, la Escritura favorece el prestar. Considere los siguientes pasajes:
“El hombre de bien tiene misericordia y PRESTA; gobierna sus asuntos con juicio” (Salmo 112:5). Un hombre bueno es el que PRESTA.
“A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Prov.19:17). Prestar al pobre es un negocio a pérdida, porque el pobre no puede devolver lo prestado. Pero DAR al pobre (cuando se hace en el tiempo apropiado y de la manera apropiada) es considerado aquí como PRESTAR al SEÑOR, porque el SEÑOR devolverá al que da al pobre.
“Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: Ah, señor mío, era prestada” (2 Reyes 6:5). No había nada malo en pedir prestada el hacha. El problema era que el objeto prestado se había perdido en el agua haciendo imposible su devolución al que la había prestado. Lo que la Escritura condena no es el pedir prestado, sino el no devolver los bienes prestados y el fallar en retornar lo que había sido facilitado.
“El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta” (Prov. 22:7). El que pide prestado llega a ser siervo del que presta. Este versículo no condena el pedir prestado, sino que advierte de sus peligros. Hay un gran peligro en entrar en una deuda prolongada. Debemos pagar nuestras deudas tan pronto sea posible y debemos ser cuidadosos de no pedir prestado más de lo que podamos devolver. En nuestros días es muy importante ser cuidadosos con el uso de las tarjetas de crédito. Los bancos y las compañías de tarjetas de crédito actúan como PRESTAMISTAS cada vez que se usa la tarjeta de crédito y si la persona no paga pronto su deuda (a la primera facturación), terminará pagando altas tasas de interés. Muchos se han metido en problemas financieros por el uso imprudente de las tarjetas de crédito.
“El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia, y da” (Salmo 37:21). Nótese la primera parte de este versículo. ¿Por qué es considerado IMPÍO este hombre? No es porque pidiera prestado, sino porque no devuelve lo que pidió prestado. No devolver lo que has pedido prestado es en verdad una manera de robar. Es quedarte con algo por demasiado tiempo y usarlo como si fuera tuyo, cuando debió haber sido devuelto a su legítimo dueño. ¿Qué si robaras el rastrillo de tu vecino y lo dejaras en tu cochera? ¿Qué si pidieras prestado el rastrillo de tu vecino y meses más tarde aún estuviera en tu cochera? En ambos casos estas quedándote malamente con lo que pertenece a tu vecino y que debería estar en la cochera de tu vecino. No deberías actuar como si lo poseyeras, porque no es tuyo. Debemos respetar la propiedad de los demás. La diferencia entre estos dos ejemplos está en primer lugar en la manera en que el rastrillo llegó a tu cochera. En el primer ejemplo llegó allí por el pecado de hurto. En el segundo ejemplo llegó allí porque lo pediste prestado con el permiso de tu vecino. El dijo que podías usarlo. Pero él no te dijo que podías usarlo y guardarlo durante meses.
Considera la biblioteca pública. No tiene nada de malo pedir prestado libros o grabaciones de
“Sino abrirás tu mano a él (un hombre pobre) liberalmente, y en EFECTO LE PRESTARÁS lo que necesite” (Deut. 15:8). Aquí se estimula el PRESTAR.
“Y si PRESTÁIS a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y PRESTAD, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos” (Lucas 6:34-35). Si PRESTAR fuera inherentemente pecaminoso, el Señor Jesús nunca habría dicho ésto. La enseñanza aquí es que debemos amar a nuestros enemigos y hacerles bien, aunque nos retribuyan con mal. El BIEN que podemos hacer incluye el PRESTAR, y el mal que ellos pueden hacer es no devolver.
“En todo tiempo tiene misericordia y PRESTA; y su descendencia es para bendición” (Salmo 37:26). El hombre justo es misericordioso y PRESTA.
Recuerda, si es pecado pedir prestado (como algunas personas enseñan equivocadamente basados en Rom.13:8) entonces también es pecado prestar. ¿Por qué? Porque al prestar a alguien, haces de esa persona un prestatario y por tanto un pecador. Si prestar hace PECAR a alguien, entonces sería malo prestar. Esto no es lo que enseña el pasaje anterior. En realidad, el Señor Jesús dijo, “Al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” (Mateo 5:42).
El verdadero significado de Romanos 13:8 es que debemos PAGAR NUESTRAS DEUDAS de una manera responsable, con el resultado de que “no debemos nada a nadie”. No significa que nunca puedas contraer una deuda, porque si fuera ese el significado, nunca podrías pedir prestado un libro de la biblioteca, nunca podrías pedir prestado un lápiz de tu compañero de colegio y nunca podrías pedir prestado un huevo o un cuarto de mantequilla de tu vecina.
El resto del versículo da claridad de que éste es el verdadero significado: “No debáis a nadie a nada, SINO EL AMAROS UNOS A OTROS; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley” (Rom.13:8). El punto de vista que dice que nunca debemos contraer una deuda, está enseñando que nunca debemos tener obligación alguna. Romanos 13:8 no enseña que nunca debemos tener obligación alguna, sino que debemos cumplir con nuestras obligaciones pagando nuestras deudas. Sin embargo, hay una obligación que tendremos siempre. Hay una deuda que nunca podremos pagar, y esa es la DEUDA DEL AMOR. Mientras más pagas esa deuda, más debes.
Supongamos que tú debes a alguien $10.00. Una semana más tarde, tú devuelves a esa persona toda la cantidad. Entonces puedes decir: “He cumplido con mi obligación y con mi responsabilidad. Ya no estoy en deuda. He terminado con esto. Ya no tengo que pagar más”. Mas, por el contrario, cuando tú demuestras amor hacia alguien y te das a ti mismo por el bien de otra persona, entonces no puedes decir, “He cumplido con mi responsabilidad. He amado a esa persona y ya no tengo obligaciones. Nunca más necesitaré amar otra vez a esa persona”. No, el amor es una obligación constante y debemos seguir cumpliéndola.
Aplicación a la salvación: Por causa de nuestro pecado, teníamos una gran deuda para con Dios. Cristo vino a pagar una deuda que no era Suya, porque nosotros teníamos una deuda que no podíamos pagar. “La paga del pecado es MUERTE” y la única manera en que podríamos pagar esa deuda, sería sufriendo la eterna separación (MUERTE) de Dios en el lago de fuego. Cuando el Señor Jesús tomó nuestro lugar en la cruz, ÉL murió como nuestro SUSTITUTO y ÉL pagó totalmente la deuda que nosotros teníamos. El pecador podría preguntar, “Pero, Dios, ¿no estoy obligado a pasar la eternidad en el lago de fuego por causa de mi pecado?” Dios podría responder, “Estoy completamente satisfecho de que la deuda ha sido pagada. Mi amado Hijo la pagó por completo”. Como dice el himno, “Cantaré de mi Redentor y de Su maravilloso amor por mí; ÉL sufrió en la cruenta cruz para librarme de la maldición. Canta, canta de mi Redentor, con Su sangre me compró, en la cruz selló mi perdón, ÉL PAGÓ LA DEUDA y me libertó”.
¿Cómo puedo cumplir con mi responsabilidad hacia mi prójimo? Es imposible hacerlo sin amor: “Porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley” (Rom. 13.8). Gálatas 5:14 enseña lo mismo: “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Romanos 13:9-10
En este versículo Pablo cita de la segunda tabla de la ley que trata de nuestras responsabilidades hacia el hombre, nuestras obligaciones hacia nuestro prójimo. El cita el 6º, 7º, 8º, 9º y 10º mandamiento (ver Éxodo 20:13-17) y luego da el mandamiento resumen, que se encuentra en Levítico 19:18, amarás a tu prójimo como a ti mismo, que el Señor Jesús llamó el segundo gran mandamiento (Mateo 22:38-39). Si realmente AMAMOS al Señor Dios con todo nuestro corazón (el mandamiento más grande), entonces no nos inclinaremos ante un ídolo, no tomaremos Su Nombre en vano, etc. “El amor no hace mal al prójimo” (v.10). Si realmente AMAMOS a nuestro prójimo, entonces no le robaremos, no cometeremos adulterio con su mujer, no lo asesinaremos, no codiciaremos lo que le pertenece, etc. Por esto el AMOR es el cumplimiento de la LEY. Si AMAS a Dios y a tu prójimo como corresponde, entonces has practicado y cumplido las demandas de la LEY. Nota: La palabra “matar” del v.9 debería traducirse “asesinar” (ver Mateo 19:18). Todo asesinato es matar, pero no todo matar es asesinato (como ya hemos discutido anteriormente en este capítulo, en la sección de la pena capital). La palabra “se resume” en el v.9 significa “síntesis, recapitular”. Aquí tenemos toda la LEY condensada en pocas palabras. Los 613 mandamientos de la ley se pueden resumir en los dos mandamientos que se encuentran en Mateo 22:36-40. Estos dos mandamientos se pueden resumir en una palabra, “AMOR”.
Pero, ¿cómo podemos AMAR? Por nosotros mismos es imposible. La clave se encuentra en Gálatas 5:16-22 y Romanos 8:2-4.
EL LLAMADO DE DIOS A DESPERTAR
Romanos 13:11-14
Como creyentes en Cristo no debemos estar durmiendo. Debemos estar alerta y muy despiertos, sirviendo al Señor. Sin embargo, es triste y a menudo cierto, que los creyentes se encuentran en un estado espiritual de somnolencia y modorra y por ésto Dios tiene que hacer un llamado a despertar. Hay cuatro pasajes en el Nuevo Testamento en los que Dios llama a los creyentes a DESPERTAR.
1) Efesios 5:14
¡DESPIÉRTATE TÚ QUE DUERMES! ¡Levántate! ¡Es tiempo de despertar! ¡Anímate! Los creyentes necesitan ser sacudidos de su modorra espiritual.
A veces escuchamos la expresión, ¡LEVÁNTATE Y ALUMBRA! Los creyentes deben LEVANTARSE Y ALUMBRAR para Cristo. ¿Por qué? Porque somos hijos de luz, no de la tinieblas (v.8). “LEVÁNTATE DE LOS MUERTOS”. El lenguaje que se usa en estos versículos es el de resurrección. Los creyentes necesitan un reavivamiento espiritual y los creyentes necesitan despertar del estancamiento espiritual. Debemos estar espiritualmente DESPIERTOS y debemos estar espiritualmente VIVOS. Nuestro propósito de vivir en esta tierra es MANIFESTAR la VIDA misma de nuestro Señor Jesucristo (2 Co.4:10-11), expresar Su VIDA. ¿Cómo sabrá el mundo que Jesucristo vive hoy? Viéndolo vivir en y por medio de Sus creyentes: “Cristo vive en mí” (Gálatas 2.20). ¿Cómo puede realizarse ésto? Efesios 5:18 es a clave: “SED LLENOS DEL ESPÍRITU”.
2) 1 Corintios 15:32-34
En la iglesia de Corintio había un serio problema doctrinal. Había algunos entre los corintios que estaban diciendo que no había resurrección de los muertos (1 Co.15:12). De acuerdo con esta falsa enseñanza, la gente muere, ¡y eso sería! Ellos no resucitarán.
Negar la sana doctrina es algo muy serio, porque lleva a la decadencia moral. Lo que una persona CREE afecta a como una persona se COMPORTA. La doctrina falsa afecta la manera en que la gente vive. Si no creen bien, no vivirán bien.
Si los muertos
no resucitan, ¿por qué no ser indulgentes ahora con los deseos
de la carne? Si vas a morir mañana, ¿por qué no pasarlo
bien hoy? La filosofía epicúrea era que la meta del hombre era
vivir una vida de placer: “Comamos y bebamos y seamos felices, porque mañana
moriremos”. Comparar 1 Co.15:32. Hay una antigua fábula acerca de una
mosca epicúrea que se estaba ahogando y muriendo en un frasco de miel.
La mosca dice: “He comido y bebido y me he bañado y no me importa nada
si muero”.
“No erréis;
las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Co. 15:33). “Malas
conversaciones” significa “mala compañía, malos compañeros”.
No te asocies con quienes sostienen falsas doctrinas y que se comportan de
acuerdo a ellas. Si lo haces, terminarás corrompiéndote. La
mala compañía corrompe la moral (el buen carácter). Es
muy importante andar y asociarse con el tipo de personas apropiado (Prov.
13:20; Salmo 119:63).
El LLAMADO DE ALERTA de Pablo se encuentra en el v.34: “VELAD debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo” (1 Co.15.34). “Velad” significa despertar sobriamente después de un sueño aletargador, recobrar los sentidos después de haber estado amodorrado y adormecido. Pablo está diciendo: “Despierta a la sobriedad. Levántate de tu intoxicación moral. No sigas embriagado con esa doctrina falsa y corrupta. No sigas bajo la terrible influencia de esas doctrinas engañosas”.
3) 1 Tesalonicenses 5:4-9
Por cuanto la Palabra de Dios es verdad, los creyentes están informados sobre lo que está sucediendo en el mundo. Los creyentes conocen el programa profético de Dios que ÉL ha revelado en las Escrituras. Los inconversos se verán totalmente cogidos por sorpresa por los eventos que han de suceder (1 Tesalonicenses 5:2-3).
Ver los versículos 4-5. Los creyentes no estamos en tinieblas, aunque antes lo estábamos (1 Pedro 2.9; Col. 1:13). Los creyentes son hijos de luz. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Estamos en un mundo de tinieblas, pero no somos de las tinieblas. Pertenecemos a la luz y al día.
“Por tanto, no durmamos como los demás” (1 Ts. 5:6). Este es un LLAMADO DE ALERTA diferente. Los otros pasajes decían: “¡DESPIERTA!”. Este pasaje es diferente porque dice: “¡NO TE DUERMAS!” Los “otros”, a los cuales se refiere este versículo, son los INCONVERSOS. Los inconversos son “los que duermen”. Los creyentes deben permanecer despiertos. Los que no conocen al Señor Jesucristo como a su Salvador, están durmiendo. Sus ojos espirituales están cerrados. Ignoran totalmente lo que está sucediendo y el peligro en que se encuentran.
En el v.7 leemos que se duerme de noche. Es totalmente inapropiado dormir de día. Cuando vas al banco, normalmente no encuentras al cajero durmiendo. Normalmente no encuentras al cartero durmiendo en el antejardín de tu casa. Esas actividades están fuera de lugar y son inapropiadas durante el día.
Los creyentes son personas del día. Los inconversos son personas de la noche (ver v.8). Gente del día son los que están despiertos, están sobrios y alerta. Una hermosa descripción de un creyente sobrio, que está despierto y que está brillando para Cristo, se encuentra en 1 Ts. 5:16-19.
4) Romanos 13:11-14
Este es el cuarto pasaje del Nuevo Testamento que nos da un LLAMADO DE ALERTA. Consideremos cada uno de estos versículos separadamente:
Romanos 13:11
¡Es tiempo de despertar! De hecho, ya deberías estar despierto. Piensa en un adolescente que está durmiendo y su madre y su padre dicen, “¡DESPIERTA! ¿Qué estás haciendo aún en cama? ¿No sabes que hora es? ¡Es tarde! Deberías haberte levantado hace dos horas”. Pablo estaba diciendo, “¿NO SABES QUE HORA ES? No es hora de dormir. Es hora de estar despierto y alerta. ¡Levántate y sirve al Señor!”
“NUESTRA SALVACIÓN” se refiere a nuestra futura y final salvación. Esto también se llama el “día de la redención” (Efesios 4:30; Rom. 8:23). Es cuando nuestra salvación será completada y finalizada y, ¡qué día de regocijo será ese! Entonces estaremos en la presencia del Señor y libres para siempre de la presencia del pecado. El día de nuestra completa salvación está más cerca ahora que cuando primero creímos en Cristo. Tu has sido salvo ¿por cuantos años? ______ Esto significa que ahora estás ______ años más cerca de aquel día de la salvación final que cuando primero creíste. La venida del Señor se está acercando, el día de Cristo es inminente y el Dios que comenzó la buena obra en ti, la terminará en ese momento (Filipenses 1:6). El día final de nuestra redención y salvación se está acercando (comparar Lucas 21:28). Ese día se está acercando rápidamente (comparar Hebreos 10:25). Alford ha escrito: “Una correcta exégesis de este pasaje no puede dejar de reconocer el hecho de que el Apóstol, tanto aquí como en otras partes (1 Ts.4:17; 1 Co.15:5), habla de que la venida del Señor se acerca rápidamente”.
El tiempo que tenemos ahora para servir al Señor es limitado. Nuestros días son pocos en número. Cómo no debemos permanecer despiertos y redimir el tiempo, aprovechando al máximo cada oportunidad que nuestro Dios nos da, mientras le servimos en el tiempo. Cuando llegue el día de nuestra final salvación, ya no proclamaremos el evangelio. Ya no ganaremos almas para Cristo. Hemos de hacer estas cosas ahora, por causa de Cristo y para la gloria de Dios.
Romanos 13:12
La noche está avanzada (casi ya ha pasado). Aún es de noche, pero la noche casi ha terminado. Aún no es de día, pero casi. El día está “cerca”. El día se está aproximando y acercando más y más (comparar Hebreos 10:25). El término “cerca” significa “está a la mano” (es la misma palabra del v.11—“más cerca”). Es usada para el reino en Mateo 3:2 (el reino “se ha acercado”) y para la venida del Señor en Santiago 5:8. La venida del Señor está tan CERCA que casi ya está AQUÍ. Estamos viviendo en este mundo de tinieblas. Aún es de noche, pero pronto será de día. Como creyentes, estamos esperando el día. Estamos esperando el día de Cristo, el día del regreso de Cristo (el día del rapto). “Aguardando la esperanza bienaventurada” (Tito 2:13). “Esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 1:7 y ver el v.8 donde Su venida es equivalente al “día de Cristo”). DESECHEMOS” significa “quitar, sacar, desembarazarse de algo”, como quitarse la ropa. “VISTÁMONOS” tiene el significado contrario (de modo que significa ponerse la ropa, ataviarse, usar algo). Las “ARMAS” indican que estamos en una lucha. Aún es de noche. Estamos metidos en una verdadera batalla. Los soldados no deben encontrarse durmiendo. Debemos estar despiertos y alerta, para que podamos luchar y vencer. Levántate y brilla y lucha. Usa las armas de la luz. Ver Efesios 6:10-18 y 1 Tesalonicenses 5:8 para una completa descripción de la armadura que Dios ha provisto para el creyente. Es interesante que estos dos pasajes clave, que tratan de la armadura del creyente, están precedidos por el LLAMADO DE ALERTA de Dios (ver Efesios 5:14 y 1 Tesalonicenses 5:6).
Romanos 13:13
Los creyentes deben andar “honestamente” o DECENTEMENTE (la misma palabra como en 1 Co.14:40). Debemos andar correctamente, como corresponde a hijos de luz. Aunque aún es de noche, no somos de la noche y debemos andar de la manera que es adecuada y decente para los que pertenecen al día y al reino de luz.
En este versículo se enumeran específicamente algunos de los pecados de las tinieblas que tenemos que DESECHAR:
PECADOS DE FIESTA o PECADOS DE MESA: DESENFRENO—fiestas excesivas, parrandas, orgías (mencionadas en Gálatas 5:21 como una de las obras de la carne). Ver esta palabra también en 1 Pedro 4:3 (“disipación”), como era nuestra vieja vida antes de que fuésemos salvos. BORRACHERAS—ver Lucas 21:34. Debemos estar despiertos, alertas y sobrios, llenos del Espíritu, no embriagados con vino (Efesios 5:18).
PECADOS DE ALCOBA: LUJURIAS – se refiere a actividades pecaminosas que se cometen en
PECADOS SATÁNICOS: CONTIENDAS—discordias, conflictos, altercados (ver Gálatas 5:20 y 1 Co. 1:11 y 3:3). ENVIDIAS – celos, tener envidia de lo que otro tiene o de lo que otro puede hacer (ver Gálatas 5:20). Los pecados de CONTIENDA y ENVIDIA tienen su raíz en el ORGULLO, el pecado que resultó en la caída de Satanás (ver 1 Timoteo 3:6 y comparar con 1 Timoteo 6:4).
Romanos 13:14
En agudo contraste con las obras de las tinieblas mencionadas en el v.13, los creyentes han de vestirse con las armas de la luz, AÚN DEL SEÑOR JESUCRISTO, Aquél que es nuestra VIDA (Col. 3:3-4). El término “provisión” significa “previsión, cuidado, premeditación”. Por ejemplo, cuando una familia sale de viaje, usualmente hace provisión para el viaje. Ellos lo planifican, lo ponderan, compran lo que necesitan para el viaje, se preocupan de que el automóvil esté arreglado, llenan el estanque de combustible, etc. El pecado hace su obra mortal, porque nosotros lo permitimos. Hacemos provisión para ello. Lo planificamos y pensamos en ello y proveemos para ello de mil maneras diferentes. No debemos pensar y discurrir en cómo lo haremos para gratificar nuestra vieja naturaleza pecaminosa. Recuerda, la carne NO PUEDE ser reformada, mejorada, transformada, hermoseada o perfeccionada. La Cruz (MUERTE) es la única solución: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24).
“VESTÍOS DEL SEÑOR JESUCRISTO”. El verbo “VESTIRSE” significa ponerse ropa, ataviarse, cubrirse. Debemos vestirnos de Cristo. Debemos VESTIRNOS de Su carácter. Los vestidos son muy visibles. Cuando la gente nos mira, puede ver fácilmente nuestros vestidos. La vestimenta se nota. Cuando la gente nos mira, ¡que Cristo sea visto! Que ÉL sea visto en toda nuestra conducta. Cuando la gente nos mira, ¿ven al Señor Jesús en nosotros o ven toda la fealdad de la carne? ¿Ven una vida vivida para el yo o una vida que se vive para Aquel que murió y resucitó por nosotros (2 Corintios 5:15)?
A nosotros nos parece una expresión inusual hablar de VESTIRSE DE UNA PERSONA, pero los griegos entendían que este lenguaje significaba “imitar Su ejemplo, reproducir Su espíritu, ser como ÉL”. (Ilustración: cuando una persona se pone un disfraz de gorila, normalmente trata de actuar como un gorila, caminar como un gorila, hacer ruidos como de gorila, etc.) Debemos vestirnos del carácter amable del Señor Jesucristo, para que ÉL sea visto. ¡Vístete de Cristo! ¡Identifícate totalmente con ÉL! ÉL es nuestra VIDA, nuestra VESTIDURA.
Compare este versículo con Gálatas 3:27 que enseña que cada creyente ya está revestido de Cristo:
DE CRISTO ESTÁIS REVESTIDOS (Gálatas 3:27)
Un pasaje dice que lo has hecho; el otro pasaje dice que debes hacerlo. El pasaje de Gálatas está hablando de la POSICIÓN del creyente; el pasaje de Romanos está hablando de la CONDICIÓN del creyente. Tenemos una posición perfecta EN CRISTO, y por eso estamos REVESTIDOS DE CRISTO. Cuando Dios me ve EN CRISTO, yo soy como Cristo. Tengo Su justicia. Soy perfecto y completo en ÉL. No tengo imperfecciones de carácter. Pero en cuanto a mi condición (mi andar en el tiempo), cuando la gente me ve, ¿ellos ven a Cristo? ¿Ven Su carácter? ¿Ven el fruto del Espíritu (Gá.5:22-23)?
Vemos igual cosa respecto al vestirse del NUEVO HOMBRE:
Colosenses expone el HECHO; Efesios apela a la FE. Se nos dice que hagamos por FE lo que Dios ya ha realizado en el HECHO. Romanos 13:14 también apela a la FE basado en el HECHO de nuestra posición en Cristo. Por FE hemos de VESTIRNOS DEL SEÑOR JESUCRISTO, y dejar que Su vida y carácter sean vistos en nosotros.
Que por fe nos “consideremos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom.6:11).
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