¿CUÁL ES EL “DON DE DIOS”? Un Estudio sobre Efesios 2:8-9 |
“Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe;
y esto no de vosotros,
pues es
DON DE DIOS;
no por obras, para que nadie se
gloríe.”
(Efesios 2:8-9)
¿Cuál es “EL DON DE DIOS” al que se refieren estos
versículos? Esta es una pregunta clave que debe ser respondida con cuidado. Hay
muchos que enseñan que, en este pasaje, Pablo se estaba refiriendo a la FE como
el DON DE DIOS. Ellos dicen que una persona no puede ser salva a menos que Dios
le de al pecador el don de la fe salvadora. Muchos de estos maestros
[usualmente instruidos en la Teología Reformada o Teología del Pacto] insisten
que la regeneración precede a la fe (es decir, que una persona debe haber
nacido de nuevo antes de que pueda creer). Este punto de vista es inconsistente
con la clara enseñanza de la Biblia. Por ejemplo, Juan 1:12 no dice: “Mas cuantos fueron
regenerados, a ellos ÉL dio poder para creer en Su Nombre, a los que fueron
hechos hijos de Dios”. También Juan 20:31 dice, “para que creyendo, tengáis
vida”. No dice, “para que teniendo
vida, podáis creer” (que es lo que uno esperaría que dijera, si la regeneración
precediera a la fe). Para un estudio más detallado sobre esto ver ¿La Regeneración precede a la Fe?
¿Qué es “el don de Dios” en Efesios 2:8-9? ¿Es la fe o es
alguna otra cosa?
La clave para entender Efesios 2:8-9 es identificar
correctamente el antecedente del pronombre “esto” (touto). El
pronombre “esto” (v.8), ¿se refiere a la fe
o se refiere a la salvación? Hay
quienes dicen que la “fe” es el don de Dios y hay otros que dicen que la
“salvación” es el don de Dios. Consideraremos ahora estas dos maneras de
interpretar este pasaje, como también otros dos puntos de vista que son una
variación de los primeros dos:
#1 –
La Fe es el Don de Dios
“Porque por gracia sois salvos por medio de la FE; y ESTA FE no es de vosotros, esta
fe es don de Dios; esta fe no es por obras, para que nadie se gloríe” (en este caso el
antecedente del pronombre se identifica como “fe”).
#2 –
La Salvación es el Don de Dios
“Porque por gracia SOIS
SALVOS por medio de la fe; y ESTA
SALVACIÓN no es de vosotros, esta
salvación es don de Dios; esta
salvación no es por obras, para que nadie se gloríe” (en este caso el
antecedente del pronombre es identificado como “salvación”, lo cual es la idea
del verbo principal “sois salvos”).
La salvación es el don de Dios y este don es recibido por
fe personal. El don es la salvación; y este don se recibe por fe.
Variación
de la Postura #1
Hay una tercera postura que, al igual que la postura #1,
dice que el don de Dios es la fe, pero que, al contrario del punto de vista #1,
dice que la salvación, no la fe, “no es por obras”. Esta es la opinión de
Charles Hodge y otros. Estos hombres comprenden que Pablo nunca diría que “la
fe no es por obras” (por motivos que analizaremos más adelante) y por eso se
ven obligados a colocar un paréntesis forzado y artificial en el medio de estos
versículos. Esta opinión puede formularse como sigue:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe (y esta fe no es de vosotros, esta fe
es el don de Dios), no por obras (es decir, esta salvación no es por obras), para que nadie se gloríe”.
Si el pronombre se refiere realmente a la “fe”, entonces
es mejor ser consistente con “fe” en todo el versículo. El motivo del
paréntesis es que hombres como Hodge se dan cuenta que es difícil decir que la
“fe no es por obras” y esta dificultad será analizada más adelante. Esta
opinión de Charles Hodge y de otros es en realidad una variación del primer
punto de vista mencionado, que dice que la “fe” es el antecedente del pronombre
(“esto”). Ellos enseñan que la “fe” es el don de Dios. Ellos están en lo cierto
al decir que la salvación no es por obras; ellos están equivocados cuando dicen
que este pasaje enseña que la fe es el don de Dios.
Variación
de la Postura #2
Hay una cuarta postura que dice que todo el proceso de
salvación (incluyendo la fe) es el
don de Dios: “él (el pecador que viene a Cristo) se da cuenta que todo el
proceso de salvación es un don de Dios, incluso la gracia de Dios y su propia
elección de creer (Efesios 2:8-9). Juan Calvino también era de esta opinión.
Calvino no creía que ese pronombre se refiriera a la “fe”. El creía que se
refería a la “salvación por gracia mediante la fe” (todo el proceso de
salvación, incluida la fe). ¿Es la salvación el don de Dios? Esta postura diría
que “sí”. ¿Es la fe el don de Dios? Esta postura diría nuevamente que “sí”,
porque la fe es considerada parte de la totalidad del proceso de salvación. De
modo que, según esta opinión, no solo la salvación, sino también la recepción
de la salvación (“fe”), serían el don de Dios.
Este punto de vista confunde el don con la recepción del
don. Esto conduce a un problema obvio. Pongámonos en el lugar del pecador. Si la fe en
Cristo es el don de Dios, ¿cómo recibo esta fe? En lugar de preguntar, “¿Qué
debo hacer para ser salvo?”, debo preguntar “¿Qué debo hacer para creer?” Si la
fe es el don de Dios, ¿cómo obtengo este don? ¿Debo orar a Dios pidiendo el don
de la fe? ¿O me siento y hago nada, con la esperanza de que sea uno de los
escogidos a quienes será dado este don? ¿Cómo obtengo el don de la fe
salvadora? Esto es muy confuso y nos impide poner nuestra mirada donde debemos
ponerla, esto es en Jesucristo y ÉL crucificado.
Identificando el Antecedente
Algunos podrán argumentar que “fe” es el antecedente más
próximo: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros” (Efesios 2:8). Es cierto que “fe” es el antecedente más próximo, pero
puesto que hay numerosos casos en el Nuevo Testamento donde el antecedente más próximo
no es el correcto, debemos ser cuidadosos al aplicar esta “regla”. Hay otras
consideraciones más importantes.
Esta es la regla que la gramática griega exige seguir: Los pronombres están de acuerdo con sus
antecedentes en género y número. Su caso está determinado por el propio
artículo.
Esta regla es un fuerte argumento contra la afirmación de
que el antecedente es “fe” porque “fe” no está de acuerdo con el género del
pronombre. El pronombre “esto” (v.8) es NEUTRO,
y la palabra “fe” (v.8) es FEMENINO.
Si Pablo hubiese querido que sus lectores entendieran que el pronombre se
refería a “fe”, entonces no hay razón para que no usara la forma femenina del
pronombre. Si Pablo hubiese usado la forma femenina del pronombre, habría
quedado claro y obvio que la FE es el don de Dios. Pablo no usó la forma femenina del pronombre.
¿Por qué usó Pablo el pronombre neutro? ¿Cuál es el
antecedente? Si Pablo quería referirse a la idea contenida en el verbo principal
(la idea de ser SALVO), habría sido perfectamente normal y apropiado usar el
género neutro. Habría sido muy natural para Pablo decir, “Porque por gracias
SOIS SALVOS por medio de la fe, y esta cosa de la cual estoy hablando, es
decir, la salvación, no es de vosotros, es don de Dios…” Si Pablo quería que el pronombre se refiriera
a la idea contenida en el verbo, correspondía que usara la forma neutra.
Debemos ponderar con cuidado Efesios 2:8-9 para
identificar correctamente el antecedente. Debemos preguntar, “¿De qué está
hablando Pablo en Efesios 2:8-9? ¿Cuál es su punto principal?” Es obvio que
Pablo está hablando de CÓMO UNA PERSONA ES SALVA. La idea principal de la frase
se encuentra en el verbo “SOIS SALVOS”. ¿Cómo es salva una persona?
Efesios 2:8-9 responde esta pregunta clave. La salvación
es por gracia. La salvación es mediante la fe. La salvación no es de vosotros.
La salvación es el DON DE DIOS. La salvación no es por obras. Pablo no está
dando una disertación sobre la fe, sino está dando una breve disertación sobre
la salvación. Su tema principal es la SALVACIÓN. La fe es mencionada porque no
puedes responder la pregunta “¿CÓMO ES SALVA UNA PERSONA?” sin mencionar la fe.
Una persona es salva por creer en el Señor Jesucristo (Hechos 16:31). El don de
Dios de la salvación tiene que ser recibido personalmente y es recibido por fe
en el Señor Jesucristo.
EL DON DE DIOS – El Uso
en el Nuevo Testamento
La Biblia se explica a sí misma. No necesitamos depender
únicamente de Efesios 2:8 para descubrir qué es el don de Dios. Hay muchos
otros pasajes en el Nuevo Testamento que nos dicen claramente cuál es el don de
Dios. ¿Cómo se usa la expresión “don de Dios” en otras partes del Nuevo
Testamento por Pablo y por otros?
Un estudio de otros lugares en que se usa la palabra “don”
en el Nuevo Testamento indica lo siguiente:
dwron un don, un presente (sustantivo neutro)
Esta palabra se usa en referencia al “don de Dios” una
sola vez, y se encuentra en el pasaje que estamos considerando (Efesios 2:8). Sin
embargo, hay otras palabras griegas relacionadas que se han traducido como
“don” y son las siguientes:
dwrea un don (sustantivo femenino)
Juan 4:10—el don de
Dios es vida eterna (comparar v.14)
Hechos 2:38; 8:20,
10:45, 11:17—el don de Dios es el Espíritu Santo.
Romanos
5:15,17—estos versículos hablan del don de la justicia (justificación) y
vida (comparar versículos 18, 21).
2 Corintios
9:15—este versículo habla del don inefable de Dios, que es Jesucristo.
Nótese que esta
palabra nunca se usa para la fe.
dwrhma un don, un presente (sustantivo neutro)
Esta palabra nunca
se usa para la FE, sino se usa para el don de Dios de la salvación o
justificación (ver Romanos 5:16).
carisma un don dado gratuita y benignamente
(sustantivo neutro)
Romanos 6:23—el don
de Dios es vida eterna (comparar Romanos 5:15-16).
Esta palabra nunca se usa para FE (excepto en 1 Corintios
12:9, que habla del don transitorio del don de fe que obra milagros, pero no de
la fe que salva).
* * * * * * *
Por lo tanto, en ningún otro lugar del Nuevo Testamento la
palabra “DON” se refiere a la fe que salva, aunque reconocemos que si no fuera
por la misericordia de Dios y Su benevolente capacitación e iluminación, no
podría ejercitarse la fe salvadora (Juan 6:44, 65; Romanos 9:16, Mateo 11:27;
16:16-17; Hechos 16:14; etc.).
Hemos visto entonces que en el Nuevo Testamento hay muchos
pasajes que hablan de la SALVACIÓN (o
justificación o vida eterna) como siendo el don de Dios, especialmente en los
escritos de Pablo. En vista de esto, es más seguro identificar “el don de Dios”
en Efesios 2:8 con la SALVACIÓN, a menos que hubiera algunas razones obvias
para hacer otra cosa. Si Efesios 2:8 se refiriera a que la fe es el don de
Dios, este sería el único lugar en el Nuevo Testamento en el que Pablo dijera
algo así.
Puesto que el pronombre está en género neutro (que no está
de acuerdo con el género femenino de la palabra “fe”) y puesto que el Nuevo
Testamento, en otras partes, dice que la salvación es el don de Dios, tenemos
buenas razones para concluir que, en Efesios 2:8, el don de Dios es la
salvación.
“No por obras” – el Uso en el
Nuevo Testamento
“No por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9).
¿Qué cosa no es por obras? ¿Pablo está diciendo que la fe no es por obras o
está diciendo que la salvación no es por obras? Nuevamente es útil hacer un
estudio del empleo que Pablo hace en el Nuevo Testamento:
En Romanos 3:20 Pablo dice que la justificación no es por obras. En Romanos 3:27 Pablo dice que la justificación no es por obras. En Romanos 3:28 Pablo dice que la justificación es sin obras. En Romanos 4:2, 6 Pablo dice que la justificación no es por obras. En Romanos 9:11 Pablo dice que la elección no es por obras. En Romanos 9:32 Pablo dice que la justicia no es por obras. En Romanos 11:6 Pablo dice que la elección no es por obras. En Gálatas 2:16 Pablo dice que la justificación no es por obras. En 2 Timoteo 1:9 Pablo dice que la salvación y el llamamiento
de Dios no son conforme a nuestras obras. En Tito 3:5 Pablo dice que la salvación no es por obras. |
Si Efesios 2:9 significa que
La Biblia dice repetidas veces que no somos salvos por
obras (ver los versículos citados arriba). La Biblia también dice repetidas
veces que somos salvos o justificados por fe (Romanos 5:1; etc.). Si un hombre
no es salvo por obras, sino por fe, entonces es obvio que la fe no es una obra:
“mas al que no obra, sino cree…” (Romanos 4:5). La fe y las obras
no van juntas. La fe no es una obra. La obra es algo por lo cual nos podemos
atribuir méritos. La obra es algo por lo cual podemos recibir recompensa. Obra
es algo de lo cual nos podemos jactar. La obra es meritoria. La fe no es meritoria. Una persona no puede
“merecer reconocimientos” o “jactarse” de su fe, porque la fe no es meritoria
(no merece recompensa u honor). La fe no es algo de lo cual una persona pueda
ufanarse. La fe no puede atribuirse méritos. La fe da todos los méritos a
Cristo. La fe reconoce que Cristo recibe todo el mérito y alabanza y honor,
porque ÉL lo hizo todo. La fe no es algo “bueno” que hace el hombre, sino es
simplemente un reconocimiento de parte del hombre de que “no puedo hacer nada
bueno, y que, por lo tanto, necesito un Salvador”. Solamente alguien que ignora
totalmente el evangelio y el significado de “la fe”, podría tratar de
atribuirse méritos por su fe. El hecho de creer no tiene mérito alguno.
Decir que la fe es una obra, es totalmente contrario a lo
que el Nuevo Testamento enseña sobre la salvación. La salvación “no es por
obras” y es totalmente “sin obras” (Romanos 3:28; 4:6). Los que creen, son los
que “NO OBRAN” (Romanos 4:5). ¿Qué es lo que hacen entonces? Ellos DESCANSAN
simplemente en la obra acabada de Cristo, quien lo hizo todo y lo pagó todo.
Si Efesios 2:9 habla de que la fe “no es por obras”, entonces este es el único lugar en el Nuevo
Testamento en que Pablo hace una afirmación de esta naturaleza. Por otra parte,
si este versículo está diciendo que la
salvación no es por obras, esto estaría de acuerdo con lo que Pablo enseña
frecuentemente en otras partes y este sería uno de los muchos versículos del
Nuevo Testamento que enseña esta verdad.
Como ejemplo práctico, piense en cómo compartimos el
mensaje de salvación con los que están perdidos. Muchas veces les decimos que
la salvación no es por obras. Todas las religiones falsas enseñan algún tipo de
salvación por medio de algún sistema de obras. Cuando compartimos el evangelio
le decimos claramente a la gente que la salvación no es por obras y que no hay nada que ellos pueden hacer para
ganar su salvación o para ganarse el favor de Dios. Por otra parte, no le
decimos al pecador: “Amigo, la fe no es por obras. No puedes hacer nada para creer.” No, la fe es algo que el pecador
debe hacer. El pecador es responsable de tomar a Dios por Su Palabra y
descansar sobre
En Efesios 2:8, la fe no es el don. La fe es como
recibimos el don. La fe es la mano del corazón que se extiende y recibe lo que,
en Su benevolencia, Dios da. La fe es la respuesta del hombre a la bondadosa
provisión y promesa de Dios. Fe es tomar a Dios por Su Palabra y descansar
totalmente en Jesucristo, en QUIÉN ES ÉL, EN LO QUE ÉL HA HECHO y EN LO QUE ÉL
HA DICHO.
Algunos calvinistas extremos tienden a hablar de la fe
como de algo que el hombre no puede hacer. Esto es el resultado de una
comprensión equivocada de la incapacidad del hombre. La pregunta que hizo el
carcelero de Filipo era esta: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30).
Algunos contestarían de esta manera: “¡Nada! No puedes hacer nada. Estás muerto
y eres absolutamente incapaz de responder a Dios hasta que seas regenerado. No
tienes ninguna parte en la salvación. Dios tiene que hacerlo todo. No puedes
ejercer una fe salvadora”. Esta respuesta puede estar de acuerdo con el sistema
teológico que uno tenga, pero tiene un
problema. Esto no es como respondieron Pablo y Silas a la pregunta. Pablo y
Silas dijeron al carcelero que había algo que él podía hacer y que él era
responsable de hacer: “CREE en el Señor Jesucristo” (Hechos 16:31 y comparar
como respondió Pedro a una pregunta similar en Hechos 2:37-38).
Sea cual sea el sistema teológico que uno tenga, Hechos
16:31 es muy claro. Dios tiene que salvar; el hombre tiene que creer. Salvar es
algo que tiene que hacer Dios. Creer es algo que el pecador tiene que hacer. Dios
no cree en lugar del hombre. Aún William Hendricksen (que es Reformado en su
teología y que cree que la fe es el don de Dios en Efesios 2:8), dice, “tanto
la responsabilidad de creer como su diligencia son nuestras, porque Dios no
cree por nosotros”. Otra ilustración podría ser el relato de las serpientes
mortíferas en el desierto en Números 21. ¿Deberíamos decir que los israelitas
no tuvieron que hacer su parte para liberarse de las mortíferas serpientes? ¡Por
cierto que no! Su parte era MIRAR; la parte de Dios era SANAR. Ellos miraron y
Dios los sanó.
La fe es cuando el pecador reconoce humildemente su
desesperada necesidad y se da cuenta de que Dios tiene que realizar toda la
salvación. La salvación es totalmente
obra de Dios; la fe es totalmente
responsabilidad del hombre. El hombre no contribuye a su salvación. Es obra
de Dios. Dios no contribuye a la incredulidad del hombre. Es obra del hombre.
Solo Dios puede salvar; el hombre tiene que creer. Los que son salvos, sólo
pueden dar gracias a Dios; los que se pierden, sólo pueden culparse a sí
mismos. Dios recibe todo el mérito por la salvación del hombre; el incrédulo
tiene que cargar con toda la culpa y la responsabilidad por su condenación
eterna. La persona salva dice con gratitud, “Estoy en el cielo por causa de
Dios”. La persona perdida tendrá que reconocer, “Estoy en el infierno por culpa
mía”. Su condenación no se basa en que Dios lo rechazó a él, sino en que él
rechazó a Dios (Marcos 16:16; 2 Tesalonicenses 2:10,12; Juan 5:40).
Jamás nadie estará en la presencia de Dios diciendo,
“Estoy condenado porque Dios nunca me dio el don de la fe.” Tal excusa nunca
será pronunciada. Todos los hombres son responsables de creer. A todos los
hombres se les manda creer y arrepentirse (1 Juan 3:23 y Hechos 17:30). Dios
dice, “Mirad a mí” (eso es fe), y
sed salvos, todos los términos de la tierra” (Isaías 45:22). De acuerdo con 1
Timoteo 2:4, Dios quiere que TODOS LOS HOMBRES VENGAN a ÉL (y venir a Cristo es
lo mismo que creer en ÉL –Juan 6:35). Los hombres son responsables de creer y
de venir y de arrepentirse. Los hombres son condenados por toda la eternidad
por no hacer esto (Juan 8:24; 3:18; etc.).
D. L. Moody dijo en una oportunidad, “Algunos dicen que la
fe es el don de Dios. También lo es el aire, pero tú tienes que aspirarlo;
también el pan, pero tú tienes que comerlo; también el agua, pero tú tienes que
beberla. Algunos desean alguna especie de sentimientos milagrosos. Eso no es
fe. ‘La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios’. No se trata de que
yo me siente a esperar que la fe me sobrevenga… soy yo quien debo tomar a Dios
por Su Palabra”.
De acuerdo con el apóstol Pablo, fe es “estar plenamente convencido
de que Dios es poderoso para hacer todo lo que ha prometido” (Romanos 4:20-21).
Dios ha prometido salvar a todos los que se acercan a ÉL por medio de Cristo
(Hebreos 7:25), y el hombre de fe está totalmente persuadido y convencido de
que Dios hará esto. Nótese también que Romanos 4:3 y Romanos 4:5 hablan de “su fe” (la fe de Abraham), no la fe de
Dios. Un estudio del verbo “creer” en el Nuevo Testamento revela que el sujeto
del verbo es el hombre (siempre son hombres o personas los que creen) y el
verbo se usa en su forma activa, lo que significa que son los hombres y las
mujeres, niños y niñas, los que deben llevar a cabo la acción del verbo. Tales
personas deben creer. Dios los responsabiliza por hacer o no hacer tal cosa.
¿Qué Diferencia Hace Todo Esto?
¿Por qué está mal decir que la FE es el don de Dios? ¿Hay
realmente alguna diferencia? ¿Cuáles son las implicaciones prácticas de decir
tal cosa?
Recomendaría un artículo escrito por Roy L. Aldrich
titulado “El Don de Dios”. El autor demuestra convincentemente que la
interpretación de Efesios 2:8 que dice que la FE es el DON DE DIOS lleva a la
doctrina de la fe del hiper calvinismo, la que a su vez lleva a un plan de
salvación que no es según las Escrituras. Shedd dice, “El calvinismo sostiene que
la fe es totalmente de Dios, y que es uno de los resultados de la regeneración”
(Dogmatic Theology, Vol. II, p.472).
Esto tiene por resultado un plan de salvación extraño. Según Shedd, por cuanto
el pecador no puede creer, él es instruido a realizar los siguientes deberes:
1) Leer y escuchar la Palabra divina; 2) Aplicar con seriedad su mente a la
verdad; 3) Orar por el don del Espíritu Santo por convicción y regeneración
(Dogmatic Theology, Vol.II, p.512-513). Arthur Pink está de acuerdo con Shedd
diciendo que el creyente debe “pedir a Dios que le conceda el don del
arrepentimiento y la fe” (“La Soberanía
de Dios”). Aquí va el excelente comentario de Roy Aldrich: “La tragedia de esta posición es que
pervierte el evangelio. El pecador es instruido equivocadamente a pedir a Dios
lo que Dios ya le está exhortando que reciba. Se le está diciendo, en realidad,
que la condición para la salvación es la oración en vez de la fe”.
Otra ilustración de esto viene del púlpito del Dr. John
MacArthur, un maestro de la Biblia muy popular en América. El Dr. MacArthur
cree y enseña que la fe es el don de Dios. Esta enseñanza tiene algunas
implicancias prácticas y afectará la manera en que una persona presenta el
evangelio.
Si la fe es el don de Dios, ¿CÓMO OBTENGO LA FE? ¿No hago
nada con la esperanza de que Dios soberanamente me la otorgue? O, ¿clamo a Dios
y le pido que me de el don de la fe salvadora? Aparentemente, el Dr. MacArthur
mantiene esta segunda opción. Al final de uno de sus mensajes él dio una
invitación para salvación y dijo lo siguiente: “La fe es un don de Dios…es
permanente…la fe, que Dios da, engendra obediencia… Dios te la da y ÉL la
sostiene…quiera Dios concederte la verdadera fe salvadora, un don permanente
que comienza en humildad y quebrantamiento por el pecado y termina en
obediencia para justicia. Esa es la verdadera fe y es un don que solamente Dios
puede dar, y si la deseas, ora y pide
que ÉL te la conceda”.
Nótese lo que MacArthur está haciendo. El no le está
diciendo al pecador que crea en el Señor Jesucristo (Hechos 16:31), sino que
ORE y PIDA A DIOS que le de el DON DE LA FE. Esto pervierte el evangelio de
Cristo haciendo que la condición de la salvación sea la oración en lugar de la
fe. A los pecadores se les manda que crean en Cristo. No se les manda que oren
por el don de la fe.
* * * * * *
Efesios 2:8-9 no es complicado. Es uno de los primeros
pasajes que memoricé como nuevo creyente. Siempre entendí que significaba que
la salvación era el don gratuito de Dios, y que la fe era el medio por el cual
yo recibía ese don. Solo cuando empecé a leer a ciertos teólogos, me di cuenta
que había otra interpretación. Que Dios nos ayude a no complicar ni corromper
el mensaje de salvación, un mensaje tan directo y sencillo, que hasta un niño
lo puede entender.
George Zeller,
Marzo 2000.
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