¿Por Quién Murió Cristo? Una Defensa de la Expiación Ilimitada |
Respuesta a Algunas Objeciones
Comunes
“Cristo no ‘pagó la
pena del pecado’ por aquellos que lo rechazan, porque si lo hubiera hecho,
ellos no tendrían que pagarla ellos mismos en el infierno.”
El Dr. Chales Smith, en su librito Did Christ Die Only For The Elect? (“¿Murió Cristo Solamente por los Elegidos?”) trata con esta objeción:
“Si Cristo murió por todos los
hombres, ¿porqué tienen que pagar, o cómo se puede requerir que los hombres
paguen, por sus propios pecados en el infierno?...Debido al infinito valor de
Su Persona, ÉL llevó un castigo que era más que equivalente al castigo que podría
ser pagado por todos los seres humanos durante toda la eternidad. Una
equivalencia exacta del castigo es innecesaria e imposible. El Dios infinito
pagó, en esos momentos en la cruz, un precio mayor que el que todos los hombres
juntos jamás podrían pagar. El no pagó el
precio que de otro modo nosotros hubiésemos tenido que pagar. ÉL hizo un pago mayor, que puede ser puesto a nuestra
cuenta, en vez del castigo que
nosotros hubiésemos tenido que pagar. Aunque se hizo un pago adecuado a favor
de todos, el pago no es acreditado a
nuestra cuenta hasta que respondemos con fe a la obra del Espíritu en nuestros
corazones, cuando nos atrae a ÉL” (pp.13-14).
El terrible castigo por el pecado fue pagado totalmente
por Cristo. La muerte que ÉL murió fue tan suficiente, que las Escrituras dicen
que Cristo hasta compró y pagó el precio por los falsos maestros que niegan a
Cristo (2 Pedro 2:1). Sin embargo, la obra de Cristo en la cruz no nos
beneficia personalmente hasta que nos la apropiamos personalmente por fe.
¿Se pagarán dos veces los pecados del incrédulo (una vez
por Cristo en la cruz y una vez por él mismo en el infierno)? No, el pago que
Cristo hizo a su favor nunca llegó a ser suyo. Los beneficios de la muerte de
Cristo en realidad nunca fueron puestos a su cuenta, y a ese hombre el Señor lo
inculpará pecado (comparar Romanos 4:8 y Juan 8:24). El cuidadoso estudiante de
las Escrituras tiene que hacer una diferencia entre la REDENCIÓN EFECTUADA (por
Cristo en la cruz) y la REDENCIÓN APLICADA (por el Espíritu Santo en el corazón
del pecador que cree). Los beneficios de la obra de Cristo en la cruz nunca son
puestos a la cuenta del pecador a menos que y hasta que él crea.
El calvinista extremo también tiene que distinguir entre
la obra de Cristo en la cruz que fue realizada y los beneficios de esa obra en
la cruz que es aplicada al corazón del pecador creyente por el Espíritu Santo. ¿Murió Cristo por Saulo de Tarso que estaba
persiguiendo a la iglesia? Todo calvinista tiene que responder SI a esa
pregunta. Si Cristo pagó todo el castigo por los pecados de Saulo de Tarso,
¿entonces por qué Saulo no fue perdonado cuando todavía estaba persiguiendo a
la iglesia? La respuesta es que él estaba todavía en incredulidad y no fue sino
hasta su conversión que los beneficios de la obra de Cristo en la cruz
fueron puestos a su cuenta.
La gente no se pierde porque Cristo no muriera por ellos.
La gente se pierde porque ellos rechazan al Cristo que murió por ellos. Si
Cristo murió solamente por los elegidos, entonces tendríamos un evangelio
solamente para los elegidos. Sin embargo, los que están perdidos no están sin
un evangelio. El problema es que ellos han rechazado y desobedecido el
evangelio que tenían. La gente no se pierde porque el agua de vida no esté a su
disposición. Las fuentes de agua viva abundan. La gente se pierde porque no
quiere beber. “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).
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